domingo, 1 de septiembre de 2013

Te busqué.

Te busqué,
te lo juro que te busqué.

Te busqué en la puerta cerrada de la habitación,
en las pestañas perdidas de las mejillas,
en los versos de los poetas,
en la comisura de los labios,
en el estribillo de una canción,
en los vellos de mi entrepierna,
en el tabaco de los vagabundos,
en el cajón de la ropa interior,
en la parada de autobús,
en las gasolineras de pueblos olvidados,
en los pliegues de las minifaldas,
en los paraguas de los chinos,
en los bares a las 5 de la mañana,
en la copa de soledades ajenas,
en los segunderos del reloj...

Te busqué debajo de mi cama,
entre las sábanas,
desmonté los armarios,
junté un océano con mis lágrimas y no te vi en ellas,
le pregunté al viento y no me dijo nada,
entre mis sueños perseguí fantasmas y los amenacé de vida por si escondían tus recuerdos,
salté en los charcos como a ti te gustaba,
convoqué conjuros,
falcifiqué promesas,
rompí fábulas de historias pasadas,
me adentré en los cuentos,
maté princesas borrachas de celos,
planifique un órdago de sonrisas,
le grité a la lluvia,
planté árboles de deseos obsenos...

Te busqué, te lo juro.
Pero no te encontré.

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