martes, 27 de diciembre de 2016

Querida bailarina:

Quiero, por favor, su nariz fría en el invierno, mis labios en el abismo de su boca, sus abrazos en todas las esquinas, las miradas despistadas de mañana, su acento tan distinto en mis oídos, que me hable despacito y susurrando, el brillo de sus ojos tras la ventana, sentir que mi vida está atrapada entre su falda y mis rutinas. Quiero, si no es mucho pedir, sus mensajes a deshoras, su risa por los parques después de las cervezas, el sonido de sus pasos en mi casa, discutir con usted el color de las paredes, colocar nuestros zapatos como y donde usted prefiera, sentir como respira entre mis brazos, compartir el mismo lado de la cama, conocer sus infiernos, amansar los demonios que le habitan, que bailemos escuchando a Carsie Blanton. Quiero, sobre todo, o sobre mí, su cuerpo desnudo en el verano, las marcas de sus uñas en mi espalda, lo suave del su piel en la yema de los dedos, sus cicatrices en mi lengua, sus piernas apoyadas en mi pecho, sus curvas tatuadas en mi retina, su culo apoyado en mi entrepierna, las gotas de sudor como el río de la plata, las maravillas de su pecho, el oasis de su ombligo, lo perfecto de sus caderas, todo lo que comience y termine en su cuerpo. Quiero, en realidad, que venga esta noche a verme, me agarre fuerte de la mano y nos sentemos a ver juntos las estrellas.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Pronóstico para el 2017

Vamos a ser altos. Tan altos que nos confundirán con jugadores de la NBA y podremos ver el paisaje desde las nubes. Y vamos a tener tantos amigos que no van a caber de pie en nuestra ciudad. Vamos a trepar todos los árboles de los parques hasta entender el idioma de los pájaros. Vamos a viajar a las lunas de saturno en una especie de ascensor con jugo de naranja. Vamos a estrenar una obra de teatro nueva cada día y la gente va a reir, y va a llorar, y nos va a amar. Vamos a ablandar corazones de piedra. Vamos a vivir en china cientos de años, y hablaremos perfectamente el mandarín comiendo mandarinas. Vamos a cantar tan lindo que la gente se nos va a enamorar y nos llevarán flores cada vez que nos escuchen. Vamos a hacer felices a papá y a mamá. Y a la abuela. Vamos a colgar poemas de amor en todos las estaciones de tren. Vamos a cocinar tan bien que ganaremos un torneo de Masterchef. Vamos a inventar una tubería que pase por las casas llevando crema de chocolate. Vamos a tomar fotografías con los ojos cerrados que expondremos en galerías importantes. Y vamos a vestir como queramos. Vamos a hablar de nuestra vida en locales llenos de gente donde al terminar nos aplaudirán de pie. Y los aplausos serán con las orejas. Vamos a ser felices, obviamente. y después, vamos a ir a tomar un helado juntos.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Me gustas porque me haces sonreír después de un día duro en el trabajo. O porque cuando preparo la cena me dices al oído "eres el mejor cocinero del mundo", colocas los platos en la mesa y enciendes las velas con olores que compramos en la avenida lavalle. Y porque tienes esos libros tan raros de autores con nombres impronunciables, y me hablas y hablas y hablas, y yo no sé cómo buscarte las manos. Me besas en la mejilla y pones la pava para el mate "¿quieres galletas?" me dices, y yo que últimamente hablo poco te hago un gesto con la cabeza. Me ignoras, vas a traer las galletas de todas formas porque eres tú la que las quiere. Y ver cómo te alejas es lo más cerca que he estado a la muerte. O cuando me ves desarreglado y fumador y aún así te gusta mi sonrisa.  Eres tan hermosamente imperfecta. Un desastre, vamos, que ha llegado a ordenarme la vida. Desde que caminas conmigo, escribo más, no digo que mejor o bien, simplemente escribo más.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Re-toque

Perdí todos los verbos en primera persona cuando el ego decidió abandonarme. Entonces, me topé contigo. Sin máscara, ni adorno. Sin forma, sólo con el fondo. Te vi sincera y real, como un humano cualquiera. Sin el dogma que te persigue cuando todos se rompen la mandíbula al mirarte. Fue mi miedo el que te habló y te abrazo aferrado a los últimos suspiros de una despedida, a las últimas gotas de una polla moribunda, a los ratos cuando el amor era cierto y era contigo. Te vi. Y no era el mes de abril del que tanto nos habló Páez, era un jueves cualquiera de un mes que seguro lleva tu nombre. No estoy acostumbrado a que el ego se emborrache y se vaya de putas, por eso, me encontré desnudo frente a tus piernas que seguro depilaste la mañana del martes. "Cómeme el coño" me dijiste al oído con la melopea en formato susurro. El índigo de tus ojos me declaraba la guerra cuando yo ya me había rendido. Olores de otras personas colgaban de ti como trofeos de caza. Tus cabellos rubios de cascada se opacaban con el pasar de las horas. Ahora, ya era un charco cualquiera. El pasado quedaba en recuerdo Y el presente ya era otro. Otros. No yo. Por favor, que alguien me devuelva el ego, ese que me hace ser un poquito hijo de puta, pero mejor persona.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Casi 32

Hoy, cuando la gente me pregunte cuántos cumplo, les diré que cumplo poco, que por lo general mi memoria y los años no se llevan bien. Que quizá para algunas chicas cumplí 25 y para otras el doble. Que para mi familia seguro me quedé en los 10 años y para algunos conocidos en los 23. ...es que cumplir años y promesas se me da fatal... Ha sido un año de cambios. Y en lo que va, ya me he enamorado como cuatro veces. Que ahora puedo decir que vivo humildemente feliz en abrazos de personas que miran sin juzgar, sin prejuicios. Que he llorado escuchando sus anécdotas, que yo también he escapado con ellos de su país, que me siento un poco (y perdonen mi confianza) parte de sus vidas. (Venezuela y yo tenemos algo pendiente) Que vuelvo a pillarle las ganas al teatro gracias a Marcelo y al grupo humano con los que he compartido las máscaras que agarramos con tanto cuidado y respeto. Que puedo decir, y sin raspones de garganta, que sois magia. Que lo que hicimos fue magia. Gracias, de corazón, por eso. Ahora, para colmo de bien, cuando ya no necesitaba a nadie, llegó una ella bailando tango con sus pies sobre mi espalda. Y le agradecí que me regalara tiempo. Sobre todo eso, su tiempo. Argentina es más Argentina gracias a ella. Y a pesar de mis constantes tropezones echo de menos España, Barcelona y Pamplona. Pero seguro que saben estar sin mí. En las manos me bailan los suspiros que ya no escribo, porque tengo miedo de volver a sentir el vértigo en el estómago. Ruego al cielo que deje de tocarme la cabeza con la lluvia, porque me hace sentir frágil, y la poesía siempre será poesía según los ojos con los que mires al mundo. No hace falta escribir para que lo entiendan. Ojalá que cumplir años sea lo mismo que cumplir promesas, porque se me haría más fácil marchar sin despedirme. Porque odio las despedidas y cada vez siento más cerca la hora de partir.

viernes, 14 de octubre de 2016

Nostalgia encontrada en el bloc de notas

Acabo de llegar a casa. No sé cuántas copas llevo encima y ningún beso. Me he quitado la ropa, apesta a tabaco y a sudor. La ducha no sirve de mucho, todo sigue dando vueltas y yo sigo batallando con la gravedad. Escribo en el móvil (sí, a veces escribo en el móvil y en el ordenar, si pensabais que era un romántico se equivocan. Muchas veces el romanticismo lo tengo en la polla cuando pongo en el buscador del google: xvideos). Todo en este momento es un abismo. Mi habitación una cloaca de vómitos sostenida por ausencias, de garabatos que confundo con un "a falta de"... En una semana me voy de Barcelona, vuelo un 23 de noviembre. El mismo día que el calendario dice cumplo un año más de vida ¡Qué hironía! Una puta coincidencia pactada mejor dicho. El pacífico abajo y yo desde arriba deseando saltar. No quiero pensar mucho en ello ya que también trae consigo buenas noticias. Y hoy no estoy para películas sin acabar. En la mesilla de noche tengo una chocolatina a medio comer, la compré esta mañana cuando regresaba a casa. No sé si podré terminarla, me asusta la idea de quedarme sin un dulce en lo amargo de las noches. La pepa está en celo y no hace mas que frotarse con todo lo que se cruce en su camino, levantar la cola y rueda por el suelo como quien intenta quitarse el fuego de la piel. La entiendo tanto. Yo también estoy en celo, pero el de afecto. El de necesidad de un abrazo, el de despertar con un beso en la nariz. También levanto el rabo, pero poco caso me hacen. Así que elijo el camino de la desesperanza, el de la autosinpasión. Últimamente me llevo todas las decepciones a casa, no luzco mis demonios y guardo las metáforas en el cajón de la ropa interior. Vivo, por elección, en este purgatorio. Como si Dante me hubiese señalado con el dedo con esa risita macabra que tienen los que escriben bien. -Ey chaval, la comedia es tu vida y la divina vive a tres calles de tu casa- Un infierno diría yo. El purgatorio lo pasé en la adolescencia. No tengo más que contaros. Tengo sueño de llanto y escribir tanto últimamente no me hace bien... Bueno, eso.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Razones para no dormir

Ha robado mis manos en sueños y yo he jurado no volver a lavar las sábanas: Llevaba puesto unos tacones, los labios de rojo, en las caderas unas pequeñas marcas del cinturón que se dejaban ver cada vez que se agachaba. Tenía el pelo liso, los labios finitos, hablaba como si violara con su canto cada verso que decía. Tenía la piel canela y medía, como mucho, un metro de besos en las piernas y unas cuantas caricias en la curva de la espalda. Nos pusimos a bailar sobre el parquet, no hacía frío, así que en cada canción nos quitábamos un trozo de tela. Tenía en los hombros toboganes y dejaba que el pelo le cubra la cara. Yo se lo apartaba con los dedos: -No te escondas de mí- le susurraba con voz de ex presidiario. Me miraba como miran las mujeres que han amado mucho: con sed, con hambre, con ganas. La apreté fuerte contra mí, como si pudiera detener con las manos los derrumbes. Ella se quedó quieta yo me sentí inútil. -¿Qué vas a hacer ahora machote?- me dijo mientras bajaba lentamente su mano a mi bragueta. Le di media vuelta y le respiré en la nuca. -Espera un poco- dije ella quebró a propósito las caderas con sonrisa de niña que no ha matado nunca a una mosca. Ya me tenía. Me tenía desde que cruzó la puerta. Yo me hacía el duro, ahora ella lo notaba por la espalda. La música siguió sonando. Abrimos tres o cuatro cervezas más, la habitación olía a su perfume, a las cremas que seguro se unta después de ducharse. No quería abrir las ventanas. No quería que su olor desaparezca, que se haga humo entre mis brazos. La amaba, os juro que la amaba. No quería más mi casa sin ella, ni primaveras sin su vientre cerca, no quería un corazón latiendo ni las manos frías de otra. La quería a ella para estropearme la vida, para llevarme a la muerte. Después del alcohol y el tabaco llegaron sus besos, fueron lo mejor, como si hubiese pasado la lengua por un puña'o de MDMA. Lo supe desde el principio: me iban a gustar tanto que la adicción era un hecho. Pasamos a bailar pegados, sudando juntos y a la vez. Ella se agachó despacio y dejo la copa en el suelo, no dejó nunca de mirarme. Yo hice lo mismo pero leyéndola en braille. Nos arrancamos la ropa desesperados, nos hundimos uno sobre el otro. Y la amaba os juro que la amaba. En brazos la recosté sobre la cama. -Pervertido- susurró mientras me mordía el labio inferior. Yo no dije nada. Me arrancó con fuerza la camisa, en suspiros hizo míos sus te quieros. Estaba en sus redes, ella en las mías... Sonó el despertador. No... No conseguí volver a dormir. Miro el teléfono, un mensaje: "¿Nos vemos esta noche?" Era ella. Mis sueños no serán nunca pesadilla.

martes, 4 de octubre de 2016

Quédate

Quédate Que me tienes al corazón bailando un tango con la melopea inconsciente de tus voz. Seguro que no te has dado ni cuenta. Tan distraída tú, tan a lo tuyo. Quédate Que me gusta que finjas que te interesa lo que hablo. Que quiero que sigas cebando el mate conmigo Y hablando así tan soñadora Y riendo así tan terrenal. Quédate Que ya he hecho míos tus secretos y tengo los besos esperando el timbre de salida del trabajo. (estoy hecho a tu medida) Que soporto la literatura de tus labios cuando hablas de otros tentando mi futuro. (estoy hecho de desastres) Quédate Que ya no sé cómo decírtelo. Cuando te sientas conmigo y dices que tengo que aprender a caminar para poder bailar contigo. -Tiene que ser tan sexy verte bailar una milonga- pienso y sueño con tus piernas apretando mi orgullo. Quédate Que te quiero cariñosa independiente y bastante... (¿hace falta que lo diga?) Sólo, simplemente y sin pensarlo: Quédate. Conmigo.

lunes, 12 de septiembre de 2016

AUTOSINPASIÓN

Miro tu fotografía del whatsapp como pidiendo auxilio
y me receto tres segundos de ti.
-Soy patetico- pienso.
Entonces te conectas
y por un momento
vuelvo a odiar
Barcelona.

-T e  e c h o  d e  m e n o s-
escribo disfrazado en un "Hola".
Entonces los malditos check me declaran la guerra.

El tiempo es eterno,
la espera violenta,
mi amor infinito.

"Estoy angustiado.
Necesito que te vuelvas nudo otra vez entre mis brazos,
que me mires para saber que existo.
Que prefiero mi nombre en tus labios que en el sonido de todos.
Que el tiempo sin ti me da náuseas,
dolor de cabeza,
resaca el bendito alcohol.
Que necesito ver tus bragas pidiendo tregua,
tus pies pequeños pisoteándome la espalda,
tus manos sosteniendo mi vida.
Que ya no existe mundo si es sin ti.
Que me siento más hombre si me miras con cara de niña traviesa,
más valiente si te sientes frágil,
más frágil si quieres cuidarme.
Que he aprendido a llorar y a reír a la vez.
Que lo vamos a pasar bien,
también vamos a discutir,
por supuesto,
pero ya sabes dónde se hacen las paces.
Sólo dime -v e n-, camuflado en otro -h o l a-".

Todo eso pienso
mientras sigues conectada.

Desapareces del en línea.

Obviamente,

no
dices
nada.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Final abierto

"¿Puedo ser el fumigador que esperas esta noche?"
Escribo en la servilleta del bar donde tomo el café.
Fantaseo con la idea de ponerte, sin que te des cuenta, la nota en el bolsillo derecho de tu chaqueta pequeña.
Y que cuando la descubras se te suban los tacones al rostro, que tiembles como si la primavera te furse a morder, que saques el teléfono y contestes que sí, que me llevas esperando desde el sábado y que llego tarde.
Que me metas prisa.
Que te humedezcas los labios deseando jugar.

Se me pone cara de pelotudo y sonrío como si el mejor de mis abriles se asomara entre tu minifalda.

Estoy sentado al lado de la ventana, la ciudad está fría y llueve como si el cielo pensara lo mismo que yo.
El viento es terrible...
Entra cada vez que abren la puerta y sin permiso alborota todo. Tú ya has echado raíz, así que me siento valiente incluso para soportar un huracán.
El que vuela en realidad soy yo.
Hace unos cuantos días que sigo pensando en la camisa del viernes y se me ponen los ojos de sábado.
Tu piel flotaba en la tela como una pluma perdida en el viento y mis ganas bailaban en cada paso de tu ombligo desnudo. Nunca amé tanto una prenda en los dos significados de la palabra.

Dibujo huellas en la servilleta, al lado de la palabra "puedo ser", como marcado un camino hacia el norte, como si caminado hacia el norte encontrara mi centro, como si el centro llevara tu nombre.

Salgo del bar y disfruto mojarme con la lluvia pensando que tus piernas abiertas están en el cielo.

No corro,
camino.

Suelto la servilleta dejando mi destino en manos del viento. Ojalá estés caminado por ahí y lleves puesta la chaqueta pequeña, que por esas cosas del destino tu bolsillo derecho esté descubierto, que mis letras te toquen el hombro y te entre un escalofrío y tú ya lo sepas.
Que tú ya me sepas.
Ojalá que estés abriendo grande la boca (joder... No sé porqué dije eso), que leas la nota y aprietes fuerte los puños, que no lo entiendas pero que sí lo sientas. Que pienses en el hoy cuando fuimos ayeres.
Que saques tu teléfono y escribas:

"Fumígame la casa y sobre la mesa.
Date prisa".

domingo, 28 de agosto de 2016

No es otra nota de amor

A veces me quitas la vida.
Así,
como quien bosteza sin estirarse por la mañana
y no se preocupa si queda café en la despensa.
Como la brisa que te despeina al salir del metro
y hace que te sujetes la falda,
o como las veces que no usas tacones,
o los días que decides no pintarte los labios
y fumas ese cigarro tan fuerte que te hace toser.

A veces me quitas la vida.
Cuando me mandas un beso a la distancia
y eliges no leer los mensajes que te mando.
Cuando tus manos ya no taladran mi nostalgia,
ni palabreas mis frases de grande jugando a ser niño.
Así,
tan fría como el hielo que muere de a pocos en esta copa de whisky
que ni sé porqué bebo.
Como el cigarrillo que fumo,
apurado,
quemándome los dedos de la mano que se acuerda de ti.

A veces me quitas la vida.
Y me ignoras con esos aires de purpurina que te dan las ciudades grandes,
y me repites fehaciente que tienes claro lo que quieres sin mí.
Degradándome en la pirámide de las prioridades a elemento secundario.
Tan tuya siempre,
con ese miedo arraigado de no querer fallar
y decides guardar silencio antes de pisotear los cristales de mi infierno interior.

A veces me quitas la vida.
Cuando el amor se te escapa en paisajes que no llevan mi piel,
y te vistes moderna deseando que alguien más te quite la ropa.
-Ya no me queda memoria para tanta cicatriz-.
Señalo al azar cualquier rincón y en todos aparece tu nombre
mirando con pena mi culpabilidad.
No eres tú,
siempre fui yo.
Lo tenemos claro y en claro delirio te digo que tienes razón,
siempre fui dramático, nostálgico, soñador...

"El hombre que no tiene nada sólo le queda soñar".

A veces me quitas la vida.
Qué ironía.
Tú que siempre me la diste
hoy me dejas morir.

miércoles, 17 de agosto de 2016

La ciudad de la furia

Está sentada al borde de la silla, no le llegan los pies al suelo. Mira en la pantalla las fotos de una chica joven mientras se limpia, disimuladamente, las pequeñas gotas que resbalan por sus mejillas. “mi niña” se repite en voz baja.

Está triste, lo sé.
Yo también lo estoy.

Ellos se cocinan arroz para cenar y dicen que todos somos seres del bosque. De la tierra. Duende, chamán, hada y vampiros charlan en una cocina de cómo un policía mata a otro policía por el control del barrio. O del arte como metáfora de un sueño a distancia. “Chamo, ¿tú crees que nosotros estaremos bien en Barcelona?”

Quieren seguir escapando.
Yo también.

“El celular me lo tenía que meter entre las tetas, no sabes lo feliz que me hace caminar con el teléfono en las manos”. Sueñan con mudarse, estar en una casa donde no tengan que pedir permiso para prepararse el desayuno, bajar desnudas por las escaleras si les apetece. Practicar el amor después de revolcarse sin tener que taparse la boca.

Echan de menos ser ellas.
Yo a veces no recuerdo quién soy.

Se pone camisas y siempre huele bien. Trabaja en un call center vendiendo seguros “Ya sabes cómo se está poniendo el país, pero en realidad no tienen idea de lo que es la violencia. Aprovecho esa ventaja, porque yo sí sé lo que es, yo he visto como le disparaban a uno en la cabeza, te juro marico, casi me meo de miedo”. Me habla de su familia, de su gente, de la memoria y la lucha constante con el olvido.

Tiene miedo de volver.
Lo entiendo tan bien...

Desde el fondo un Iraní grita “ESOOOO” y se va haciendo ruido con sus suecos de madera.

martes, 9 de agosto de 2016

Buenos Aires siempre me recordó a Barcelona, pero más sucia.
A mí la verdad me importa poco o nada, no pierdo el tiempo mirando la mierda del suelo, el cielo es mucho mejor.

Tristan me habla de Suiza, pero le gusta más Brasil. Es bailarín de break dance y mientras me cuenta de su vida en Zurich y la compara vilmente con lo que vivió el poco tiempo que estuvo en Sãu Paulo mueve los brazos como retando al viento a duelo al puro estilo EMINEM. El viernes se regresa a Europa y está triste como un hámster enjaulado (no sé si los hámster se ponen tristes, pero estar en una jaulita llenándose el buche de frutos secos y corriendo en círculos... Me pone triste a mí, me veo reflejado años atrás).

Matías le pone agua al mate y se queja de su laburo -¡qué bien que te fuiste pelotudo!- me dice -Argentina ha cambiado mucho desde que la dejaste ¿eh? Pasando por los gobiernos de mierda que hemos tenido. Si yo te contara café...- y chupa el mate como si se fuera a solucionar la situación con ese sorbo. -Sí, me fue bien- le respondo con nostalgia. Matías es uno de los mejores actores que he conocido, siempre vivaz, cómico, melodramático como él solo, comprometido... No había más brillo en sus ojos. Era otro.
Lo vuelve a hacer, les dije que es buen actor ¿no?

Vivi y Andrea se han escapado de Venezuela. Son novias desde hace dos años y sin dudarlo (y obviamente por la situación) mandaron a la mierda al sodomita, viejo roto, de Nicolás Maduro para ellas poder florecer. Sobreviven vendiendo seguros en un call center. Siempre están sonriendo. Son almas puras.

Riquiño me enseña a preparar una buena feijoada mientras Luma me habla del vegetarianismo y que los huevos es como la menstruación de las gallinas (curioso y cierto). Ambos son brasileños y me llaman "viquiño" yo les digo que en Galicia biquiño es beso, ellos ríen y hacen bromas en portugués que no entiendo, pero sonrío cortésmente mientras leo la receta que me ha escrito con buena fe Riquiño.

Lucas sueña con ser periodista político. Él nació en Entre Ríos y por muchos años se dedicó a ayudar a su padre en un call center de cobranzas. -A mí me gustaba investigar a la gente che, saber dónde se esconden y llamarles para cobrar, y, alguien tiene que hacer el trabajo sucio- Mide 1.95, en sus ratos libres juega baloncesto y bebe tónica tras tónica... -La hija de puta de Kirchner mandó a matar al hijo de puta que la iba a denunciar un día antes ¡Un día antes! A todos los de arriba se les cae la pija con esa sicaria- Yo pongo cara de interés -cuéntame más- le digo y a él le suena la barriga.

Hoy empecé el taller de máscara balinesa, estoy como un niño en un jardín de amapolas.
Salí a correr.
Shakespeare hacia que el tiempo mate a sus protagonistas.
Beckett hacías que sus protagonistas mataran el tiempo.
¿Qué vas a hacer vos?

Buenos Aires.
Día 3.

lunes, 11 de julio de 2016

Era tan guapa que no sabía si miraba 
o sembraba flores.

Supongo,
que fue por eso que decidí colocarle un marco 
y colgarla en la pared sobre la cama.
Para tener la sensación de estar durmiendo en un jardín.

Le gustaba escuchar música en francés,
el pan caliente por la mañana
y me acostumbró a tomar leche de soja;
decía que tenía que empezar a comer bien
y sano.

Me preparaba ensaladas que luego comía conmigo.
Eso era lo que más me gustaba de las ensaladas.

Amaba andar en bicicleta
y yo me moría de celos cuando lo hacía.
-nunca quedaré tan bien- pensaba,
luego me cogía la mano y me hacía andar junto a ella.

Yo he tenido que irme lejos por un tiempo.
Duermo en una habitación donde no se descansa por los vecinos,
pero pongo música en francés,
tomo un café con leche de soja
y me preparo una ensalada para cenar.

Me he comprado una bufanda nueva
que me pienso poner para andar en bicicleta.
No creo que quede tan bien de todas formas.

Ha pasado un tiempo ya,
pero no me preocupo,
después de vivir tantos inviernos
no todas las ciudades me dan frío.

martes, 28 de junio de 2016

Querida:

Echo de menos nuestra intimidad, nuestros momentos de rescatar al mundo, cuando hablamos de nuestros miedos, nuestros sueños, nuestras ganas.
A veces pienso que la vida es todo lo que nosotros construimos y no como la gente quiere que sea.
Y eso de construir y destrozar se nos da muy bien.
¿Sabes? Me gusta desde tu pelo hasta los dedos de tus pies, haciendo un recorrido entero por las perfecciones de tu cuerpo.
Sentir que encajas me hace una mejor persona, un buen ser humano, pero no sólo físicamente sino también intelectualmente.
Tengo ganas de estar contigo tomando una cerveza y escucharte, verte reír siendo ser tú, jugando a seducirme (siempre lo consigues) y ser completos y libres. Hablando de libros, películas y de cómo nos empotraríamos contra toda pared.
Me gusta que tengas esa vida, me gusta sentir que estoy en ella, me gusta que estés en mi vida. Me gustan tantas cosas de ti que no terminaría nunca de escribir, podría hablar desde el brillo de tus ojos o de tu pelo en una brisa otoñal. Eres una película constante que me mantiene en ascuas. Que me engancha, que me enamora. Una de esas que nunca sabes el final pero aguras cosas buenas.
Ojalá podamos acompañarnos con respeto y comprensión, con amor y ternura y con fuerza y obscenidad en los momentos tan nuestros.
Soy un toro muchas veces y treparía montañas por ti.
Una vez te lo escribí en el cuerpo: "mi vida ha sido trepar una montaña hasta llegar a ti" ahora es cuando me detengo y contemplo con calma y serenidad el paisaje.
Ahora, con mucho esfuerzo estoy construyendo mi casa sobre tu cuerpo.
Nuestra casa. Cualquier sitio donde estés tú lo llamo casa.

Te espero, te sueño, te ansío.

Con amor,
tu tuyo.

Victor.

lunes, 25 de abril de 2016

No sé cuántas copas más de vida me hacen falta para entender que no existe maldad en tu rostro.

jueves, 18 de febrero de 2016

Fuimos pura serendipia.

Y a veces creo que eres como un recuerdo que siempre está por venir.
Como esa palabra que se te queda en la punta de la lengua.
Como imaginar la cara oculta de la luna y dibujarla a mano alzada sobre una hoja de papel.

Joder,
siempre intento encontrar en mis entrañas las palabras justas para atravesarte el alma como lo hacen los pendientes con tus orejas.

No sé si lo puedes ver, pero hay un agujero pequeño en la manilla de la puerta.
Dicen que es para meter la llave.
No lo hagas, no sirve de mucho.
Siempre encontraremos la manera: para, como, por, y si...

No existen las barreras.

lunes, 25 de enero de 2016

“Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”.

Eso he leído en una pared carcomida por la humedad y el tiempo en una calle de camino a casa. Como una contradicción a la palabra, aparecía el escrito a la fuerza mientras las personas pasaban distraídas por su lado. Yo estaba del otro lado de la acera leyendo la frase mientras me comía un chocolate “Sublime” y le ponía gasolina al coche.
Me quedé pensando unos segundos en el mensaje que mandaba la pared.

Solté una pequeña sonrisa y seguí mi camino.

Al llegar a casa me he quitado las zapatillas, me he puesto un zumo helado de maracuya y he mirado por la ventana cómo pintaban el edificio de enfrente. El verde del jardín estaba iluminado por el sol del verano. Suspiré. Cogí el texto y me senté en el sofá a seguir leyendo. Una pequeña brisa entraba por la ventana y los gatos de la casa dormían uno sobre otro.

Volví a sonreír.

Pasada la tarde, he ido al gimnasio y he hablado con William (ojalá se escriba así tu nombre), me contaba de la dedicación al entrenamiento que le inculcaron desde muy pequeño y lo a gusto que estaba con los resultados de su esfuerzo. Yo no hacía otra cosa más que sudar como si el desierto de Ica viviera dentro de mi estómago. Luego me he mirado en el espejo: “supongo que estoy bajando un poco la barriga” pensé y salí corriendo del gimnasio.

Fui feliz.

Al regresar he visto el móvil y habían varios mensajes tuyos.
Llevaba todo el día esperando este momento.




sábado, 2 de enero de 2016

2016 Rapid eye movement.

Te he soñado en brazos de otro, palpando casi a ciegas su forma que no se parece en nada a la mía.
No dejabas de sonreír.
Y es que en mi fase rem eras feliz con otro.
Me he despertado temblando, con 29 grados entrando por la ventana.
-No pertenezco a ningún lugar ni a ningún cuerpo- repetía en voz baja mientras iba al baño caminando descalzo. (Las cosas que quiero recordar las digo siempre en susurro, como pidiéndole perdón a la vida).
En el espejo he dibujado una sonrisa con el baho del agua caliente y he intentado encajar mi rostro en ella -me quedó muy grande- pienso, mientras sigo queriendo encajar a la fuerza.
Empieza la batalla y la.absurda.manía.de.ponerte.un.calzado.para.cada.tema.
Salgo a correr.
Odio correr cuando me despierto filosófico.
O imbécil.
Así que dejo que el viento haga el trabajo de destapar las mierdas que guardo dentro, que es parte del paquete de ser humano.
Aceptar que no soy dueño de nada ni de nadie me fastidia, será mi educación religiosa-capitalista que a veces aparece para darme por culo. Luego escupo al suelo. Como intentando desprenderme de todo eso. De todo mal.
Amén.
Pienso en mi familia, en mis amigos, en mi tierra, en la que está lejos, en los países que me faltan por conocer. Me imagino en una hamaca en Bali. Luego sentado en una plaza de Japón. No sé pienso en muchos lugares.
Lo único que tengo claro de momento es que todavía no encuentro ese maldito lugar donde respirar no me cueste tanto.
Llego al gimnasio sudando y metiendo barriga.
Miro a mí alrededor cuerpos. No personas. Sólo cuerpos. Porque nadie habla con nadie, todos están concentrados en el espejo y en sus bíceps.
Así que hago lo mismo.
Mi parte imbécil vuelve a recordar el sueño, y como un yonki con el mono me pongo a levantar pesas.
Trato de hacerme el fuerte y vencer a mis fantasmas, los hijos de puta se han levantado en armas y se están haciéndo notar. Me recorren el estómago a pellizcos y mi cabeza analítica y castigadora los apoya.
-Esto no me gusta- digo mientras me acerco, otra vez, a un espejo.
-Pero ¿qué es lo que no me gusta?- Pienso fríamente.
No llego a una conclusión.
Vuelvo a casa con el cuerpo pesado, sudado y cargado.
Agua caliente y otra ducha.
No, esta vez no voy a dibujar una sonrisa en el espejo.
Sino en mi rostro.
Te lo tengo jurado 2016.