No tiene síntomas y eso a ella le preocupa. A mí me parece maravilloso que no los tenga, pero igual me ha metido el bichillo de la duda. Vamos a ir al médico, no por eso, sino porque es parte del control natural de toda embarazada. Tengo que admitir que todo esto me da algo de miedo, mil preguntas me vienen a la cabeza "¿Estará bien? ¿Nacerá sano? ¿Habrá algún problema en el embarazo?" Intento no pensar mucho y disfrutar también de esta etapa.
Bueno, nos han dicho que tendríamos que verlo/a ya en la ecografía o por lo menos ver algo dentro de Diana, ya que recién empieza la quinta semana. Acá hago un inciso, últimamente todos se han vuelto expertos en embarazos: nos dicen qué hay que comer, cómo dormir o que tenemos que aprovechar en dormir, las cosas que no tenemos que hacer, a qué médico ir... etc. Lo hacen con buena fe, lo sé, pero nuestra cabeza termina hecha un lío y con más preguntas que respuestas. Al final hacemos un poco lo que nos sale del...
A lo que iba, vamos al médico y hacen la ecografía. Le introducen un tubo por la vagina con un preservativo y mucho lubricante. No dejo de admirarla, a pesar que se ve violento y se nota a lo lejos que no debe de ser cómodo, ella me mira y sonríe. Soy afortunado.
En la pantalla se ve una bola negra, como un agujero. La enfermera me mira y susurra: -ese es tu bebé-. Se me ha dibujado una sonrisa tonta en el rostro y los ojos se me inundan, miro sin entender muy bien la imagen mientras escucho al doctor decir palabras que no entiendo, en realidad no lo escucho. Electricidad recorre mi cuerpo, como un toque de atención de la vida, como un abrazo en la parada del bus o como un primer beso en la puerta de la infancia.
-Voy a ser papá...- pienso y esa idea no deja de dar vértigo.
Luego de esa primera emoción las preguntas: Tengo un gato, ¿todo bien con eso?, ¿podemos seguir teniendo relaciones? ¿hay que comer más?
El gato se queda a pesar de las mil personas que nos han dicho con voz de señora que escucha misa por radio "¡Regalen al gato ya! LE VA A CONTAGIAR LA TOXOPLASMOSIS, MOSIS, MOSIS, MOSIS..." Amelia está más sana que muchos humanos y en palabras del doctor "qué culpa tiene el gatito de la poca información de la gente". A las otras preguntas creo que poco caso le hacemos a las respuestas.
Lleva siete semanas y vamos por el tercer doctor y este último ya es el definitivo, el que queremos para todo el embarazo. Por cierto, hemos escuchados sus latidos por primera vez y no voy a volver a contarles mi alegría y el repetido llanto que esto puede volverse un culebrón sacado de la misma Rosa de Guadalupe.
Sólo puedo decir que tengo mucha suerte de tener a una mujer tan fuerte a mi lado, tan valiente para asumir todo lo que se le viene, y, hay que joderse, no deja de estar hermosa.
PD: Ya aparecieron los primeros síntomas, no puede ver los lácteos, ni la avena ni los cereales. En cualquier momento me vomita completo.