No
ha dicho que me quiere,
pero
cuando despierta me manda un mensaje de buenos días
con
una carita sonriente y una taza de café en miniatura.
A
mí se me pone la carita de tonto y le respondo con un
mensaje
de voz diciendo: -serán buenos cuando te vea-.
-sexy-
me responde,
-aunque
parece que siempre estuvieras de resaca-
que
acompaña con un mono tapándose los ojos.
No
ha dicho que me quiere,
pero
me manda memes que encuentra en las redes todos los días.
Dice
que está creando una carpeta en el teléfono
con
varios para poder enviarme siempre
y
se me quite un poco lo de viejo amargado.
No
ha dicho que me quiere,
pero
cada vez que ve algo que le recuerda, o se parece a mí,
me
llama asombrada como si se tratara de un caso paranormal.
Nos
quedamos hablando de eso un buen rato,
riéndonos
como dos adolescentes que se han escapado del colegio,
acaparando
todo el tiempo que sea necesario.
No
ha dicho que me quiere,
pero
dice que cuando me ve sonreír le doy paz.
A
mí su sonrisa me calienta como el sol en el verano
como
una birra en cualquier bar que tenga vistas a su boca,
como
una mañana de domingo donde amanecer es sólo entre sus piernas.
No
ha dicho que me quiere,
pero
no se molesta cuando le digo que no tengo ganas de salir
aunque
a ella le estén picando los pies por bailar,
-está
bien- dice, y se aparece en mi casa con una botella de vino,
el
pelo alborotado y pantalón de chándal (no sabéis lo hermoso del
paisaje)
-bailar,
bailamos igual ¿no?
-Los
ritmos que tu quieras corazón.
No
ha dicho que me quiere,
pero
recuerda la fecha exacta de nuestro primer beso
y
de nuestra primera pelea
cuando
yo no recuerdo ni la fecha de mi cumpleaños.
Y
eso me encanta, dice que mantiene el equilibrio,
que
es la parte “cabeza” de los dos.
Luego
me abraza y nos vamos a celebrar,
cómo
no.
No
ha dicho que me quiere,
pero
está escrito en cada marca que deja en mi espalda
y
en los besos que coloca muy despacio sobre mi cuello,
como
una firma, como un tatuaje que no duele, que te gusta.
A
mí me encanta cuando tiene la lujuria entre los labios
y
dice -venga poeta, encuéntrale otro uso a esa boca-.
No
ha dicho que me quiere
y
no pasa nada.
No
tiene que decirlo,
hay
palabras que las dices en un abrazo.