martes, 27 de diciembre de 2016

Querida bailarina:

Quiero, por favor, su nariz fría en el invierno, mis labios en el abismo de su boca, sus abrazos en todas las esquinas, las miradas despistadas de mañana, su acento tan distinto en mis oídos, que me hable despacito y susurrando, el brillo de sus ojos tras la ventana, sentir que mi vida está atrapada entre su falda y mis rutinas. Quiero, si no es mucho pedir, sus mensajes a deshoras, su risa por los parques después de las cervezas, el sonido de sus pasos en mi casa, discutir con usted el color de las paredes, colocar nuestros zapatos como y donde usted prefiera, sentir como respira entre mis brazos, compartir el mismo lado de la cama, conocer sus infiernos, amansar los demonios que le habitan, que bailemos escuchando a Carsie Blanton. Quiero, sobre todo, o sobre mí, su cuerpo desnudo en el verano, las marcas de sus uñas en mi espalda, lo suave del su piel en la yema de los dedos, sus cicatrices en mi lengua, sus piernas apoyadas en mi pecho, sus curvas tatuadas en mi retina, su culo apoyado en mi entrepierna, las gotas de sudor como el río de la plata, las maravillas de su pecho, el oasis de su ombligo, lo perfecto de sus caderas, todo lo que comience y termine en su cuerpo. Quiero, en realidad, que venga esta noche a verme, me agarre fuerte de la mano y nos sentemos a ver juntos las estrellas.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Pronóstico para el 2017

Vamos a ser altos. Tan altos que nos confundirán con jugadores de la NBA y podremos ver el paisaje desde las nubes. Y vamos a tener tantos amigos que no van a caber de pie en nuestra ciudad. Vamos a trepar todos los árboles de los parques hasta entender el idioma de los pájaros. Vamos a viajar a las lunas de saturno en una especie de ascensor con jugo de naranja. Vamos a estrenar una obra de teatro nueva cada día y la gente va a reir, y va a llorar, y nos va a amar. Vamos a ablandar corazones de piedra. Vamos a vivir en china cientos de años, y hablaremos perfectamente el mandarín comiendo mandarinas. Vamos a cantar tan lindo que la gente se nos va a enamorar y nos llevarán flores cada vez que nos escuchen. Vamos a hacer felices a papá y a mamá. Y a la abuela. Vamos a colgar poemas de amor en todos las estaciones de tren. Vamos a cocinar tan bien que ganaremos un torneo de Masterchef. Vamos a inventar una tubería que pase por las casas llevando crema de chocolate. Vamos a tomar fotografías con los ojos cerrados que expondremos en galerías importantes. Y vamos a vestir como queramos. Vamos a hablar de nuestra vida en locales llenos de gente donde al terminar nos aplaudirán de pie. Y los aplausos serán con las orejas. Vamos a ser felices, obviamente. y después, vamos a ir a tomar un helado juntos.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Me gustas porque me haces sonreír después de un día duro en el trabajo. O porque cuando preparo la cena me dices al oído "eres el mejor cocinero del mundo", colocas los platos en la mesa y enciendes las velas con olores que compramos en la avenida lavalle. Y porque tienes esos libros tan raros de autores con nombres impronunciables, y me hablas y hablas y hablas, y yo no sé cómo buscarte las manos. Me besas en la mejilla y pones la pava para el mate "¿quieres galletas?" me dices, y yo que últimamente hablo poco te hago un gesto con la cabeza. Me ignoras, vas a traer las galletas de todas formas porque eres tú la que las quiere. Y ver cómo te alejas es lo más cerca que he estado a la muerte. O cuando me ves desarreglado y fumador y aún así te gusta mi sonrisa.  Eres tan hermosamente imperfecta. Un desastre, vamos, que ha llegado a ordenarme la vida. Desde que caminas conmigo, escribo más, no digo que mejor o bien, simplemente escribo más.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Re-toque

Perdí todos los verbos en primera persona cuando el ego decidió abandonarme. Entonces, me topé contigo. Sin máscara, ni adorno. Sin forma, sólo con el fondo. Te vi sincera y real, como un humano cualquiera. Sin el dogma que te persigue cuando todos se rompen la mandíbula al mirarte. Fue mi miedo el que te habló y te abrazo aferrado a los últimos suspiros de una despedida, a las últimas gotas de una polla moribunda, a los ratos cuando el amor era cierto y era contigo. Te vi. Y no era el mes de abril del que tanto nos habló Páez, era un jueves cualquiera de un mes que seguro lleva tu nombre. No estoy acostumbrado a que el ego se emborrache y se vaya de putas, por eso, me encontré desnudo frente a tus piernas que seguro depilaste la mañana del martes. "Cómeme el coño" me dijiste al oído con la melopea en formato susurro. El índigo de tus ojos me declaraba la guerra cuando yo ya me había rendido. Olores de otras personas colgaban de ti como trofeos de caza. Tus cabellos rubios de cascada se opacaban con el pasar de las horas. Ahora, ya era un charco cualquiera. El pasado quedaba en recuerdo Y el presente ya era otro. Otros. No yo. Por favor, que alguien me devuelva el ego, ese que me hace ser un poquito hijo de puta, pero mejor persona.