viernes, 16 de mayo de 2014

Historias para partirse en dos y perder la otra mitad.

1

Aquí está otra vez el imbécil que te escribe 
de noche y llama a la tristeza por su nombre.

Sí, se me siguen cayendo tus be(r)sos 
de los labios.

2

La distancia no es dormir 
con nuestros cuerpos separados, 
sino que incluso durmiendo juntos 
sigamos sintiéndonos solos.

He dejado de contar las veces que nos dijimos 
hasta cuándo, quizá luego, mejor mañana.
Al parecer el hoy siempre nos quedó grande.

4

El amor es un cubata en el bar
donde nos vimos por primera vez,
y las cervezas los besos que te daba en cada trago.
Hace mucho que no salgo de bares.

No sé si lo entiendes.

5

En el medio del “tuyo” se nos ha colado
una i griega y al final nos repartimos los
pronombres para no complicarnos.
Como si separando la grieta nos olvidáramos
del precipicio.

6

Mis ojos siguen siendo ese oasis en el
que solías jugar descalza
y por mis mejillas todavía gotean tus huellas.

7

Abro la ventana para que cualquier rastro de olor 
que dejaste en las paredes desaparezca,
que idiota,
siempre fue la manera que tenías de entrar en mi vida.

8

Tengo un silencio espeso taladrándome
las ganas de verte.
Voy a terminar reventando con tu nombre 
manchando las paredes.

9

Te has llevado todo de mí menos el daño,
ojalá que el resto te sirva.

10

Aquí está otra vez el imbécil que te escribe 
de noche.

Ahora puedes seguir haciéndolo pedazos.