jueves, 21 de mayo de 2015

Volar

Volar, lo que se dice volar...

Hace mucho que no encuentro la metáfora en tus ojos, ni el roce de tus labios por la mañana. Y no es que te haya dejado de querer, simplemente te empiezo a buscar un poco menos.
Entre tanta distancia implícita y silencios que no valen la alegría sino la pena, empiezo a recordar un poco el material del que estoy hecho.
Ese vértigo de verme solo en ocasiones donde siempre estuvimos de la mano asusta, pero tampoco me congela el siguiente paso.
Aun así, evito el contacto con las alturas.
Por si acaso.

Volar, lo que se dice volar...

No sé porqué intuía que vendrías del otro lado: por el izquierdo del pecho. Cargada de encanto y cosas nuevas que contar.
No sé porqué intuía que vendrías en bicicleta y sudando, vestida de sonrisa, con la apuesta segura, con mi destino en un puño, con el pelo de amanecer en la playa, con la playa dispuesta a amanecer en tu pelo.
No sé porqué intuía que tendrías los ojos de llanto, el "te echo de menos" en la punta de la lengua, que entre tus piernas había un nuevo mundo, que el mundo era un lugar pequeño, que yo era minúsculo y cabía en tu bolsillo.
No pasó nada de eso.
Nunca fui un chico de intuiciones.

Volar, lo que se dice volar...

Soy otro hombre.
Hago la cama todos los días, a veces ni siquiera me escondo bajo las sábanas. He colgado las camisas en el armario, enrollado los calcetines y he limpiado las manchas de la ropa (ahora queda sitio para manchas nuevas).
Me levanto pronto, caliento el café en el microondas, intento no comer porquerías, riego las plantas de la terraza, pienso que un día debería salir por ahí, saludo a los vecinos, escucho a los pájaros, pienso en pistolas, en el tibidabo, en el cine, en Eyes wide shut, pienso en volver, pienso en salir, pienso en tomar impulso...
Luego tomo una cerveza y se me pasa.

Volar, lo que se dice volar...

Dicen que el verano se ha adelantado. Y menos mal. No podría soportar la primavera.
Cuando llueve yo lluevo con el cielo. Es necesario que llueva, llover y lleverse.
No pensar en ti es como intentar dejar el tabaco. Así que dejo que me mate lo que me tenga que matar primero.

Pero estoy bien,
sólo que volar,
lo que se dice volar...
No vuelo.