jueves, 25 de octubre de 2012

Suposiciones

Últimamente olvido subirme la bragueta del pantalón
cuando salgo a la calle.
También estoy intentando dejar de fumar y he puesto
plantas en el salón para que me den otro aire,
pero olvido regarlas.
También olvido poner mi cabeza junto a la del perro
cuando veo la tele,
vaya par,
los dos en el sofá sin hacer nada.   
                                Siempre sonreías cuando nos veías así.
Y olvido, en lo general, ponerle sal al arroz.

Supongo que de eso se trata el despiste.
                                                                         No lo sé.

Antes de dormir le doy tres vueltas a la almohada,
sacudo las sabanas y me agito el pelo,
hay que estar libre de polvo
y de pajas,
por eso también he quitado los kleenex de la mesilla
de noche.
He comprado carne y algo de verduras,
las caricias y los besos se han agotado en el
supermercado,
                        al menos para mí.
Llevan más de dos semanas en el congelador.
Sigo haciéndome macarrones,
es más fácil y no tengo que pensar tanto.


Las cervezas sin tu piel desnuda pierden el sabor
así que me he pasado a cosas más fuertes:
                                                                    tila.

Los pájaros ya no cantan nuestras peleas y odio
cepillarme los dientes solo frente al espejo,
los dedos me tiemblan porque ya no te tocan y en la
radio sólo pasan canciones de dolor,
el amor se ha escondido otra vez tras la puerta del
baño
y tengo la sensación de que toda la calle es un
precipicio donde siempre estoy al borde de la
línea que me separa de ti.
La vecina ya no cotillea por la ventana,
ni la luna sale cuando fumo en el balcón,
ni la luz de la habitación cambia a tenue sin tus ojos
y la vida sin ti no tiene color.

Supongo que de eso se trata el olvido.
                                                                         No lo sé.

martes, 23 de octubre de 2012

Tus primaveras y mis inviernos

Tengo las sábanas manchadas de rojo de la última vez que estuvimos y estabas con la regla,
y yo como siempre me dejé arrastrar por tus milímetros de locura.
Cada vez que cerramos la puerta y nos reservamos a la Luna como único testigo de nuestra complicidad, en nuestro cuerpos explotan fuegos artificiales en forma de semen y en volcanes de sudor hirviendo se convierten nuestros poros.
La magia de fogearnos sin guantes es algo con lo que siempre soñamos,
pero tenemos las cabezas tan a lo suyo que olvidamos buscarnos las oportunidades.
Y los te quieros cubren la habitación mientras damos vueltas en nuestros vapores, cocinándonos como un exótico afrodisiaco.
"Será mejor cariño, que dejemos algo para luego" repites jadeando en mi oreja,
y yo te muerdo los pechos como si fuera el último bocado del plato.
Y entonces te callas y te dejas llevar por mi regla.
Tienes la piel blanca y yo juego a besarte los secretos.
Tus veinte primaveras tiran de mis rastas y yo le sonrio de lado a mis temores.
Te das la vuelta y suspiro mientras te cojo con fuerza del cuello,
perdiéndome en el la selva de tu espalda y tú aferrándote con fuerza a los dibujos de mi brazo.
Y es que con tu espalda arqueada no puedo...
Y sólo me queda ladrarle como un perro a tus cabellos.
Tus convulsiones mordiendo la almohada es algo que cualquier iglesia llamaría milagro,
será por eso que le rezo tanto al santo se tu cuerpo.
Y después de soltar cada uno sus reglas, viene la práctica común:
cerrar los ojos,
suspirar,
decir los últimos te quieros de la noche
y dormir abrazados.

martes, 16 de octubre de 2012

no quiero ni pretendo



No tengo muchos motivos,
me basta sólo uno para poder expresar mis miedos,
tengo un puñal atravesándome la nostalgia
y la poesía me sirve para escapar de tu mirada inquisidora.

No me equivoco cuando digo lo que pienso,
ni intento engañarte ni pretendo hacerlo,
no conduzco mi osadía ni quiero encerrarte en una jaula sabiendo que eres un pájaro.

"La melodía de tus pasos gobernados por el brillar de tu sonrisa han puesto de pie a mis emociones"

no hace falta decirte todo,
aun recuerdo lo que es callar.

Pero cuando mires mis ojos te enterarás de todas formas de lo que por dentro encierro en ese imaginario cofre del tesoro,
si te digo que no juego al gato y al ratón con tus presunciones
ni libro batallas con el final del cigarro
ni juego a pintarme las uñas con tus tristezas.

No tengo la valentía para robarte un minuto de pobreza,
a faltar el respeto he aprendido con mis tantas y tontas ideas
y he trascendido a través de los hechos para ser un capullo

O quizá
Algo más.

jueves, 11 de octubre de 2012

No te enamores de mí

No te enamores de lo que escribo, ni de lo que pienso, ni de lo que cuento.
No te enamores de mis poemas, ni de mi forma de vestir y mucho menos del personaje que me invento en la barra de los bares.
No te enamores de mi andar, ni de mis pelos por la mañana, ni del desorden de mi casa.
No te enamores del sonido de mi guitarra, ni de mi vida pasada y mucho menos de mis secretos.
No te enamores de las flores en el balcón, ni del hachís de la mesilla, ni de las cervezas en la nevera.
No te enamores de mis discos, ni de mis libros, ni de mis resacas.

Pero sí,

enamórate de las Caricias que te hago en el sofá cuando estamos tirados sin hacer nada.
Enamórate de la brisa cuando te tomo la mano y dibujamos figuras con las nubes.
Enamórate de los paseos por el parque y de las risas en la cama.
Enamórate de todos mis suspiros cuando digo que te quiero.
Enamórate de las veces que nos damos media vuelta y tú abriéndote de piernas nos ponemos a volar.
Enamórate de momentos,

de nuestros momentos,

porque en ese instante

realmente
soy yo.

lunes, 1 de octubre de 2012

La misma lluvia

Se nos cayo la ceniza del cigarro y el viento (como siempre el viento) se las llevo para esconderlas detrás de los árboles.

Fuimos corriendo a buscarlas pero era casi imposible juntar cada parte de un puñado de cenizas desparramadas,

y desde ese momento todo nos pareció imposible.

Se nos cayeron los ojos con el recuerdo que nos formamos montados en los caballos blancos de un tío vivo,
mirando el paisaje de montañas que nos regalaba la muralla de la que pensamos arrojarnos.

Y yo siempre he sido de volar,
pero ahora soy más de mantenerme vivo,

remando como si las pocas ganas que tuviera de morir le van ganando a tus ojos,
y volviendo a la espesa realidad de mi cuarto,
me trago de a pocos la luz que queda en mis pensamientos sobre ti,
y palpitan mis dedos con el simple echo de recordar un rose de tu cuerpo,
y los adioses me chorrean por la frente y consumo a caladas el tiempo que te tuve en mis brazos,
como si todo estuviera atrapado en un desierto de arena y de nada,
y me trago películas enteras de analogías de una vida pasada.

Y… no puedo escribir más…

En resumen, como una película de esas que me he tragado:

“Yo, Victor Zegarra, conmovido por la pasión que me domina, he decidido comenzar un diario íntimo al estilo de mis ilustres predecesoras: Ana Frank, Mafalda y la pequeña Lulú. Comencemos: 15 de septiembre del 2012. Hoy no me llamó. Hoy tampoco. 10 días que no me llama. Octubre 1, hace casi un mes comencé este diario para aclarar mis sentimientos por X (se me caen los labios si pronuncio tu nombre). Al no dignarse a llamarme en todo este tiempo tengo en claro que X, mis sentimientos y este diario, se pueden ir a la reputísima madre que los reparió".