lunes, 26 de marzo de 2018

Soluciones

Tiene un culo precioso. De verdad, es imposible no mirarla. Se ha quedado dormida en el sofá mirando la película que me prometió ver hasta el final. Siempre pasa lo mismo. Luego se despertará de un salto y me dirá de ir a la cama. Yo la llevaré en brazos como esos recién casados en la Luna de miel y le quitaré poco a poco la ropa. Menos las bragas y los calcetines, claro, ella tiene frío en los pies hasta en el verano. No sé, cuando hago esas cosas me siento bien, me siento útil. Luego me pedirá que la abrace por la espalda hasta que le vuelva a dar sueño. Odio dormir así, con todos esos mechones de pelo incordiando la postura, entrando por mi nariz. Pero adoro el olor que tiene en la nuca, y más cuando se pega a mí, tan tierna.
Joder, no sé cómo solucionar eso...

viernes, 23 de marzo de 2018

Ven y quiereme

Sólo ven y dime que me vas a querer de todas las formas posibles. Que me esperas con los brazos abiertos dispuesta a recibir el impacto que significa caer de mi abismo hacia ti.
Que me vas a querer con todos mis celos absurdos, mis momentos (no tan raros) de impaciencia, mi desconfianza a las cicatrices y esos ratos amargos de inseguridad.
Que me querrás con mis dramas y mi melancolía caribeña, mis tantos y tontos errores, mi estúpida arrogancia, mis bromas sin gracia, o mis días de no-romanticismo.
Que puedes querer y aceptar todos mis tipos de provocación, mi cariño desmedido a otras personas, mis cambios inoportunos de humor.
Que me puedes querer con esta cabeza confusa que tengo, mi memoria irritante, mi sinceridad sin filtro.
Que me querrás las noches que quiera hablar mucho de amor y los días que no quiera hacerlo también.
Quererme y aceptar. Todo. No por mí, ni por ti, sino por nosotros.
Porque yo estoy dispuesto a hacerlo.

lunes, 19 de marzo de 2018

Sí.

1
Dijo que sí.
Me quedo paralizado unos segundos sin saber muy bien qué hacer. Espero a que la pantalla del teléfono se oscurezca, me quito la ropa y voy a darme una ducha.

2
Paso un buen rato en remojo.
Después, busco otra vez el teléfono para leer bien el mensaje ya que todavía no asimilo del todo lo que he leído.

3
Sí... Dijo que sí.
Sin rodeos, sin adornos, sin dar más explicaciones. Un simple, corto y seco... Sí.

4
Cierro el puto whatsapp.
Voy a la cocina, recuerdo que me queda media botella de ron del día que vino Jose a visitarme. Tengo la intuición que será una noche larga.

5
Abro el último cajón de la mesilla.
Todo está desordenado, sobretodo mi vida. Encuentro un atado de puchos y todavía le quedan cigarrillos. Entre los escombros, una película de Polanski se asoma "Un dios salvaje".

6
Enciendo el portátil y preparo la película.
Llevo el cigarrillo a mi boca y giro la rueda del mechero. No uso vaso, bebo directamente del pico de la botella. Doy tragos largos.

7
No le presto mucha atención a Polanski.
Todo pierde el sentido, y en mi cabeza tu jodido "sí" dando golpes como en un partido de tenis. Ni siquiera la media botella de ron me hace olvidar lo pésimo del día.

8
- ¿Estás saliendo con otra persona?
- Sí.

jueves, 15 de marzo de 2018

Reconstrucción.

Cuando ella se fue
llegué a pensar que eso
del amor no era para mí.
Al comienzo fue difícil
y con el tiempo… en fin.
Con el tiempo me fui adaptando,
supongo,
intentando recuperar el amor
que perdí en el acto patético
de buscarle las cosquillas.
Ya no entraba en su perfil,
no recordaba su olor
después de la ducha,
borré todo rastro
de su risa de mi memoria.
El verano pasaba de largo
y las faldas coqueteaban
con mis ojos saltones.
Comencé a cuidar de mí.
Empezando por el pecho,
el lado izquierdo sobretodo.
Bares por aquí,
borracheras por allá.
Toqué otras pieles,
besé otros labios,
lamí otras piernas.
Algunas veces,
su nombre se asomaba
por la punta de mi lengua,
pero el alcohol se encargaba
de llevarla al fondo del retrete.
Todo estaba bien.
Al principio fue difícil,
lo confieso.
Y aquel que haya pasado
por lo mismo
sabe muy bien
de lo que estoy hablando.
Ahora ando tranquilo,
tengo unos cuantos libros nuevos
en la mesilla de noche,
más tiempo libre en los bolsillos
para hacer lo que me dé la gana,
y un corazón que sonríe en cada beso
cuando las ganas me presionan
la barriga.
Alguien cuida de mí,
amor propio se llama.

domingo, 11 de marzo de 2018

Sonrisa tonta

Siempre fue el amor quien me encontró cuando yo estaba distraído, cuando no esperaba nada: de camino al bar, en la fila del supermercado o en la tienda de la esquina de casa. Fue él quien llegó pisando despacio, con cuidado de no romper los cristales de mi espejo interior. Fue él quien empujó la puerta de mi vida y se coló sin decir palabra. Un día desperté, estaba en pijama, o sea, en calzoncillos y con un solo calcetín (los inviernos duermo con un solo calcetín, por temas de equilibrio o estupidez) y él estaba ahí, sonriendo en mi pecho. El amor quiero decir.
No sirve de nada prepararte para cuando llegue, no sirve de nada hacer el ejercicio diario de las cualidades que tienes para impresionar al mundo que te rodea. El muy cabron, conocerá perfectamente tus virtudes y los defectos que ocultas sin necesidad de publicidad y te aceptará tal cual eres. Puede ser cualquier día y en cualquier momento: con ropa cotidiana, con el pelo alborotado, dentro de una librería o paseando por la calle perdiendo constantemente el autobús, los trenes o la noción de ti mismo.  El problema, pienso yo, es que ya no confiamos en la sorpresa y el misterio. Estamos acostumbrados a tener todo planeado. Y el amor, créeme, está dispuesto a arruinar todos los planes que has hecho antes de que él llegue. Sí, así funciona.
Podemos saber cuándo nos atacará la duda, cuándo lloverá o saldrá el sol, pero creo que nadie sabe cuándo llegará el puto amor, la hora o el lugar. Nadie sabe, sólo sucederá, y esa tonta idea me hace sonreír. Incluso con la vergüenza de llevar brackets a mi edad.

sábado, 3 de marzo de 2018

Hoy

No esperes la felicidad como se espera por una pizza o el próximo verano. No te rindas al fracaso de ser quien se queda inmóvil en una esquina esperando el timbre de la puerta o el vibrar del teléfono. No seas quien depende, quien se resigna. De verdad, no hagamos eso con nuestra preciosa y efímera existencia. Somos mucho más que lágrimas y bajones de ánimo. Somos también la risa y la sorpresa de saber que el mundo no se acaba con el amor de alguien que se fue, o el efecto de una buena droga. Somos parte del mundo, un poco de la droga, parte de un todo, ligados directamente a esa rutina universal que nos obliga a inventar salidas y atajos por el impulso cínico de la supervivencia.

Dicho esto, ¿qué planes tienes hoy?