martes, 28 de mayo de 2013

Sonrisas y miradas



Voy a tomarme un descanso para poder mirarte muy despacio mientras te mueves.
Para observar esa columna de sueños que dejas mientras caminas de un lado a otro moviendo las caderas.

Te levantas de la cama con las sabanas enredadas en las piernas,
bostezas y estiras los brazos,
vas caminando somnolienta al baño,
te miras en el espejo, abres bien los ojos y sonríes.
Te lavas los dientes con fina ternura,
te miras otra vez en el espejo y dices “vaya cara” y vuelves a sonreír.
Caminas a la cocina,
te quedas dubitativa mirando por la ventana y detienes el tiempo,
me miras y, como no, vuelves a sonreír.

Preparas café para dos,
te sientas en la silla blanca de la cocina y otra vez miras por la ventana,
el brillo del sol te da en las mejillas,
rozas con los labios la taza y pienso “hasta tomando café estás buena”
y esta vez sonrío yo.

Me miras, te levantas y te sientas en mis piernas.
¿Qué haces? Preguntas en voz baja,
me besas y recuestas tu cabeza en mi hombro.
Escribo, respondo.  
Espero que sea sobre mí, me dices y sonríes.

Hay que ver como me conoces…

Te levantas y vuelves a estirar los brazos dejando ver el perfecto paisaje de tu cuerpo.
Caminas por el pasillo hasta el salón,
te tumbas en el sofá,
enciendes un cigarrillo y cantas a son de broma “fumando espero” de Carlos Gardel,
yo no me puedo resistir a tan original llamada de atención,
así que me dirijo al salón y me siento a tu lado.
Te acaricias el pelo con una mano y me miras,
puedo ver como tus labios se posan muy despacio sobre el filtro del cigarrillo
y vuelvo a pensar “hasta fumando estás buena”
y sonrío.

Acaricias con tus pies mis brazos
y yo juego a no hacerte caso
y terca tú frunces el ceño y gritas “discúlpeme señor artista no lo volveré a tocar”
y me siento como una mierda…
basta con un segundo de tu distancia para sentirme como una mierda.
“No te lo tomes a mal” te digo mirándote a los ojos
con cara de momento inoportuno.
“Eres un capullo” me repites y te abalanzas sobre mí como una leona
y nos amamos en ese pedazo de universo,
tragándonos los sudores con alevosía,
besándote cada rincón del cuerpo,
procurando no dejar margen a la imaginación,
queriéndonos,
lamiéndonos,
oliéndonos…

Ahora estamos sentados más juntos que antes,
con el sabor del café mezclado en los labios.
Y es que nuestra relación se basa en eso:
en sonrisas y miradas.

Y eso,
joder,
es perfecto.

jueves, 16 de mayo de 2013

De mala gana.



De la tristeza sacaré una canción y un arma para apuntarte en el medio de los ojos cuando te la cante.

Debes de sonreír, las niñas buenas siempre sonríen a pesar de sus desgracias.

Tranquila que en el tambor no hay balas, sólo decepciones que te escupen promesas que no supiste cumplir y eso duele más ¿no?

Recoge con unas pinzas tu orgullo,

la dignidad por el suelo,

no tengas vergüenza de asumirlo a veces ganamos otras soñamos.

Estás acostumbrada a mover con una cuerda tus dedos y jugar a los payasos con las caricias, falsas.

Desde el balcón las oportunidades caminaron por la cuerda floja y no resistieron el viento de las peleas.

No hemos aprendido nada, no sabemos nombrar el daño ajeno.

Cojeamos del lado de la imaginación y nos ahogamos en un vaso de mentiras, y tú lo sabias.

Y no hiciste nada.

Decepción entre el grito y la nostalgia,

que de la planta  no queda ni las hojas.

Las manos al fuego y los pantalones abajo.

Ya he perdido el rumbo de este escrito, de tus piernas y de tus lágrimas.

Dejémonos de gilipolleces y compliquémonos el universo,

que en este mundo se acabaron los juglares,

los sótanos con velas,

los corazones secuestrados…

No dejes de sonreír,
que así,
la muerte se lleva mejor. 

(Sin ti)

miércoles, 15 de mayo de 2013

Me encanta que te saques el brazo por la manga de la camiseta y me mires mientras tomas el café de la mañana,
luego me abrazas y me dices "buenos días cariño" al oído
y con esa malicia de las niñas pijas me muerdes la oreja y yo siento un escalofrío por mi espalda.

Prepárate, cariño,
Vamos a jugar al escondite con mis manos
y tú falda.

miércoles, 8 de mayo de 2013

La gala de Medina, la flor de Olmedo.


Está lloviendo, lo puedo ver por la ventana. La luz de las farolas, una mujer que corre con un paraguas destartalado por el viento y mis ojos que se cierran como las persianas.
En el calcetín del pie izquierdo tengo un agujero por donde se cuela el frío y se me escapa algún que otro sueño. Busco tus pies por debajo de la manta pero no consigo encontrarlos.
Escucho música, bebo una lata de cerveza y fumo, a la desesperada, una colilla que encontré debajo de la cama. Es tuya, lo sé por la marca de pintalabios  que rodea el filtro.  
Hago con él lo que haría contigo si te tuviera cerca: fumarte hasta la ceniza y quemarme los dedos luchando con la posibilidad de que en cualquier momento se apague.
Leo a Lope de Vega, “El caballero de Olmedo” y me pongo a pensar si alguna vez yo seré el protagonista de algo, lo que sea, dejar de ser un secundario o el amigo regordete del prota y pasar de una vez a la acción.
Alonso está enamorado de Inés, todo es perfecto hasta que lo asesinan (perdón por si no has leído el libro). Vaya mierda –pienso- Me veo tan reflejado en él que siento que ya casi estoy muerto; y cuando miro a mí alrededor veo todas las cosas que yacen muertas en la casa: el bonsai, una guitarra vieja, la fotografía que dejaste olvidada, un boli sin tinta, un poema que escribí en la puerta que está casi borrado, la cerveza, la colilla, un blog de notas donde sólo escribí “necesito cambiar” y la cama fría. De tu lado, claro. Ella sí que lleva mucho tiempo muerta.
Tengo miedo ¿sabes? Cuando me quedo solo en casa repito muy bajito “treinta y tres” para asegurarme que aún sigo vivo, porque a la vuelta de la esquina aguarda ese asesino de recuerdos que espera atacarnos cuando nos demos la vuelta.
Pero algún día, tu y yo, amor, y es inevitable, moriremos. Y seremos carcoma de un momento perfecto, pasaremos a ser la lejanía de un punto fijo, el verso inconcluso de un poeta, enemigos de los abrazos y silencios en las venas. Lloraremos mutuos acuerdos, pondremos cerrojos en las puertas, le cortaremos las alas a las mariposas y veremos amaneceres con la ropa puesta. Y hablaremos del futuro pensando solamente en el pasado, seremos mierda en los zapatos, adrenalina regada por el suelo, la ultima calada de un puro, el punto ciego de un espejo, el adiós de los aeropuertos, las legañas de las musas, el hueco vacío de la estantería, el intento de suicidio de un profeta, el llanto de un niño, una cremallera rota, un paraguas de los chinos, una espera sin respuesta, un “ya vengo” que no vino.  
Y yo que pensaba que olvidarte sería soplar y hacer botellas, y de alguna manera lo fue, sólo que yo me quedé atrapada en ella.

jueves, 2 de mayo de 2013

Mujer tecnológica

Mujer tecnológica de cabellos rojizos, de manos inquietas, de teclas pulsadas.
Sobre tu pecho apuntas anécdotas de tiempos pasados
y hablas del amor en tercera persona,
porque la vida te ha enseñado que la soledad también es pasajera.
Y le sonríes al móvil mientras buscas contactos que entiendan de penas.
Sueñas con pueblos lejanos donde te tomen la mano y te digan muy bajito:
es aquí donde quiero pasar mi vida contigo.
Llenas el vacío de colores y en cada paso vas sembrando dudas que coleccionas en masetas.
Sabes de (r)evoluciones porque a ti las muñecas te han hecho daño
y te has cansado de regalar promesas a personas que no valen la pena.

Mujer tecnológica que pone el futuro en un tambor de pistola,
siempre con la mirada perdida y llena de éxtasis entre las piernas.
Sabes de canciones, de montañas ocultas y de mares en calma.
Te gusta el aroma de la cerveza y los labios pintados de princesas borrachas.
Vas regalando flores a sonrisas ocultas sobre las nucas de falsos trovadores,
que sueltan piropos sin tener ni puta idea de conquistas.
En plazas llenas de turistas y callejones de metro vas dejando tu rastro
como lo haría la más perra de todas las lobas.

Vestida de musa o de pitonisa lloras mentiras de penas ajenas
y te da morbo la lejanía que se esconde tras pañuelos de seda.
Búrlate de la simpatía,
de la melancolía de los cantantes “cortavenas”
de la dicha que posee la más puta de las monjas.
Escríbele cartas a  la muerte,
cuéntale lo feliz que eres en la vida,
despliega tus alas y vuela hasta las estrellas,
que de cielos caídos sabemos de sobra.

Mujer tecnológica que controla de drogas y de bailes descalzos,
de salidas nocturnas y de vómitos en esquinas.
La valentía te lleva colgada del cuello porque eres mucho para cualquier suicida
y los orgasmos te tienen envidia porque de corridas eres experta
Sabes utilizar las palabras como dardos en dianas,
de guitarras y sueños has conseguido formar un buen teorema,
porque eres buena escribiendo problemas que la gente no expresa.

Mujer tecnológica,
quédate así,
porque así, eres perfecta.