domingo, 3 de agosto de 2014

Odio por odio.

Te odio porque nunca te tomas con seriedad nuestras discusiones y sueltas alguna broma absurda quitándole importancia al momento.
Te odio porque me abrazas simulando el fin del mundo y luego creas otro nuevo abriendo las piernas.
Te odio porque bailas distraída y te dejas llevar por el ritmo de mis ojos.
Te odio porque me robas los sueños de la boca.
Te odio porque te pierdes en el abismo de los buenos días y subrayas los te quieros por la mañana.
Te odio cuando no me llamas y mi teléfono no pronuncia tus idiomas.
Te odio cuando te peinas y opacas al sol.
Te odio cuando caminas sobre las nubes mostrándome lo fácil del camino.
Te odio cuando el aroma del café se desintegra entre tus labios.
Te odio cuando te mueves, cuando corres, cuando saltas...
creo que no hace falta explicar el por qué de todo eso.
Te odio cuando señalas los puntos donde quieres besarme.
Te odio cuando escribes diciendo que me odias.
Te odio porque fumas el último cigarrillo de la cajetilla.
Te odio porque viajas para despejar tus dudas.
Te odio porque me miras con deseo y no dejas que te toque.
Te odio porque sabes jugar con mis ganas.
Te odio porque encajas perfectamente entre mis brazos.
Pero sobre todo,
te odio porque sin todo lo que odio de ti,
no podría amarte.

viernes, 1 de agosto de 2014

-¿Sabes qué es el cielo?- pregunté.
-Sí, claro que lo sé- respondió con seguridad,
como si no conociera otro.
-Creo que en realidad no sabes de lo que estoy hablando- y seguí besándole el cuerpo.