viernes, 14 de octubre de 2016

Nostalgia encontrada en el bloc de notas

Acabo de llegar a casa. No sé cuántas copas llevo encima y ningún beso. Me he quitado la ropa, apesta a tabaco y a sudor. La ducha no sirve de mucho, todo sigue dando vueltas y yo sigo batallando con la gravedad. Escribo en el móvil (sí, a veces escribo en el móvil y en el ordenar, si pensabais que era un romántico se equivocan. Muchas veces el romanticismo lo tengo en la polla cuando pongo en el buscador del google: xvideos). Todo en este momento es un abismo. Mi habitación una cloaca de vómitos sostenida por ausencias, de garabatos que confundo con un "a falta de"... En una semana me voy de Barcelona, vuelo un 23 de noviembre. El mismo día que el calendario dice cumplo un año más de vida ¡Qué hironía! Una puta coincidencia pactada mejor dicho. El pacífico abajo y yo desde arriba deseando saltar. No quiero pensar mucho en ello ya que también trae consigo buenas noticias. Y hoy no estoy para películas sin acabar. En la mesilla de noche tengo una chocolatina a medio comer, la compré esta mañana cuando regresaba a casa. No sé si podré terminarla, me asusta la idea de quedarme sin un dulce en lo amargo de las noches. La pepa está en celo y no hace mas que frotarse con todo lo que se cruce en su camino, levantar la cola y rueda por el suelo como quien intenta quitarse el fuego de la piel. La entiendo tanto. Yo también estoy en celo, pero el de afecto. El de necesidad de un abrazo, el de despertar con un beso en la nariz. También levanto el rabo, pero poco caso me hacen. Así que elijo el camino de la desesperanza, el de la autosinpasión. Últimamente me llevo todas las decepciones a casa, no luzco mis demonios y guardo las metáforas en el cajón de la ropa interior. Vivo, por elección, en este purgatorio. Como si Dante me hubiese señalado con el dedo con esa risita macabra que tienen los que escriben bien. -Ey chaval, la comedia es tu vida y la divina vive a tres calles de tu casa- Un infierno diría yo. El purgatorio lo pasé en la adolescencia. No tengo más que contaros. Tengo sueño de llanto y escribir tanto últimamente no me hace bien... Bueno, eso.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Razones para no dormir

Ha robado mis manos en sueños y yo he jurado no volver a lavar las sábanas: Llevaba puesto unos tacones, los labios de rojo, en las caderas unas pequeñas marcas del cinturón que se dejaban ver cada vez que se agachaba. Tenía el pelo liso, los labios finitos, hablaba como si violara con su canto cada verso que decía. Tenía la piel canela y medía, como mucho, un metro de besos en las piernas y unas cuantas caricias en la curva de la espalda. Nos pusimos a bailar sobre el parquet, no hacía frío, así que en cada canción nos quitábamos un trozo de tela. Tenía en los hombros toboganes y dejaba que el pelo le cubra la cara. Yo se lo apartaba con los dedos: -No te escondas de mí- le susurraba con voz de ex presidiario. Me miraba como miran las mujeres que han amado mucho: con sed, con hambre, con ganas. La apreté fuerte contra mí, como si pudiera detener con las manos los derrumbes. Ella se quedó quieta yo me sentí inútil. -¿Qué vas a hacer ahora machote?- me dijo mientras bajaba lentamente su mano a mi bragueta. Le di media vuelta y le respiré en la nuca. -Espera un poco- dije ella quebró a propósito las caderas con sonrisa de niña que no ha matado nunca a una mosca. Ya me tenía. Me tenía desde que cruzó la puerta. Yo me hacía el duro, ahora ella lo notaba por la espalda. La música siguió sonando. Abrimos tres o cuatro cervezas más, la habitación olía a su perfume, a las cremas que seguro se unta después de ducharse. No quería abrir las ventanas. No quería que su olor desaparezca, que se haga humo entre mis brazos. La amaba, os juro que la amaba. No quería más mi casa sin ella, ni primaveras sin su vientre cerca, no quería un corazón latiendo ni las manos frías de otra. La quería a ella para estropearme la vida, para llevarme a la muerte. Después del alcohol y el tabaco llegaron sus besos, fueron lo mejor, como si hubiese pasado la lengua por un puña'o de MDMA. Lo supe desde el principio: me iban a gustar tanto que la adicción era un hecho. Pasamos a bailar pegados, sudando juntos y a la vez. Ella se agachó despacio y dejo la copa en el suelo, no dejó nunca de mirarme. Yo hice lo mismo pero leyéndola en braille. Nos arrancamos la ropa desesperados, nos hundimos uno sobre el otro. Y la amaba os juro que la amaba. En brazos la recosté sobre la cama. -Pervertido- susurró mientras me mordía el labio inferior. Yo no dije nada. Me arrancó con fuerza la camisa, en suspiros hizo míos sus te quieros. Estaba en sus redes, ella en las mías... Sonó el despertador. No... No conseguí volver a dormir. Miro el teléfono, un mensaje: "¿Nos vemos esta noche?" Era ella. Mis sueños no serán nunca pesadilla.

martes, 4 de octubre de 2016

Quédate

Quédate Que me tienes al corazón bailando un tango con la melopea inconsciente de tus voz. Seguro que no te has dado ni cuenta. Tan distraída tú, tan a lo tuyo. Quédate Que me gusta que finjas que te interesa lo que hablo. Que quiero que sigas cebando el mate conmigo Y hablando así tan soñadora Y riendo así tan terrenal. Quédate Que ya he hecho míos tus secretos y tengo los besos esperando el timbre de salida del trabajo. (estoy hecho a tu medida) Que soporto la literatura de tus labios cuando hablas de otros tentando mi futuro. (estoy hecho de desastres) Quédate Que ya no sé cómo decírtelo. Cuando te sientas conmigo y dices que tengo que aprender a caminar para poder bailar contigo. -Tiene que ser tan sexy verte bailar una milonga- pienso y sueño con tus piernas apretando mi orgullo. Quédate Que te quiero cariñosa independiente y bastante... (¿hace falta que lo diga?) Sólo, simplemente y sin pensarlo: Quédate. Conmigo.