miércoles, 27 de diciembre de 2017

No sé si los problemas me persiguen o soy yo el que corre detrás de ellos, delirio de persecución lo llaman. Es imposible no sentir tristeza después de descubrir que las mejores cosas de la vida resultan no ser tan buenas. La gente va creciendo y nuestra visión del mundo va volviéndose más confusa y admitir eso es tan terrible como entenderlo. Descubrí cosas que no quería y no soporto las dudas que ahora viven dentro de mí. Siempre que me preguntan cómo estoy, respondo que estoy bien. Es más fácil afirmar una falsa motivación que señalar todos los acantilados de donde la vida me empujó.

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