sábado, 16 de diciembre de 2017

Hola, ¿Cómo estás?
Sé que hace mucho tiempo que no hablamos y espero que no pienses que eso es algo que quiero. Sólo que sentí que tenía la cabeza hecha un lío y preferí apartarme un poco para colocar las cosas en su lugar. Ya lo sé, es una idea estúpida, pero tengo miedo de hablar de mis conflictos con otras personas y que lleguen a pensar que estoy loco. Seguro me terminarían apartando de su vida. Con lo que sufro para encajar, perder los pocos conocidos que tengo sería otra manera de morir. Alguna vez te dije que es posible morir muchas veces en una sola vida y eso sería una forma de suicidio moral.
Todo el mundo me ve como un tío positivo, pero en lo literal, soy todo lo contrario.
No quiero hablarte de mis pedazos ni de mis demonios, creo que eso no encaja aquí, así que vamos a lo que puedo decirte.

Me perdí de nuevo. Eso seguro no es novedad. Es como si en el fondo nunca hubiese dejado de estar perdido, y quien soy ahora es aún peor de lo que era antes. No sé si lo entiendes.
Por un tiempo pensé que esta vez todo iba a terminar bien, parecía que finalmente todo conducía a un mismo camino, pero como siempre, me equivoqué. Ahora paso la mayor parte del tiempo encerrado en mi habitación pensando demasiado y leyendo a escritores que me rasgan el corazón y me abren el pecho de par en par. Supongo, que todavía quedan sentimientos dentro de mí, aunque congelados a pesar del calor del infierno en el que vivo. A esta altura, creo que incluso las paredes de mi habitación ya tienen un concepto pésimo de mí.

A veces salgo a caminar para despejar la mente. O quedo en algún bar con amigos que también tienen problemas, los escucho, pero no comparto muchos de sus pensamientos. De todas formas siempre estaré allí para dar apoyo. Cómo no. Ayudarles en lo que pueda me da un poco de tregua y me hace sentir un poco más presente. Pero esos momentos son como una droga cuyo efecto pasa demasiado rápido, y de regreso a casa me sorprendo pensando en cómo ser un mejor hermano, un mejor hijo, una persona mejor. Soy incapaz de mejorar en algo porque soy un profesional en imperfecciones y el mejor amigo de mis inseguridades. Tengo miedo de morir con toda esa carga encima, y por ese miedo es que me ataca la ansiedad. Aun así, sigo caminando por el sendero de lo que significa la existencia, con las manos atadas y el lado más oscuro de mis pensamientos.

Uno de mis mayores temores es que creas que ya no pienso en ti. En realidad quiero que entiendas cómo me siento cuando llego a casa a las tres de la madrugada, agarro el móvil y abro las conversaciones de un tiempo atrás. Pienso incluso en enviarte un audio aunque odie mi propia voz. Es entonces cuando el miedo me paraliza y me sujeta de las manos y presiona mi cuello para que no pueda decirte nada. Escucho las voces tratando de convencerme de que soy un mal amigo y que debería correr detrás de ti para llenarte de problemas que sólo existen en mi cabeza. Batallo, me detengo y reflexiono. Porque me importa lo que piensas y lo que sientes, y no se me hace justo que cargues con lo que yo no puedo mantener. No quiero que tengas un mal concepto de mí, o por lo menos más del que ya tienes. Al final acaba siendo otro intento fallido de hacer que las voces de detengan.

Quizá algún día lo consiga.
No lo sé.

Espero que seas tú la que me devuelva el alma al cuerpo, porque eres de las pocas personas que conoce mi corazón tanto como mi rostro. Y aunque a veces me sienta como si tuviera dos caras, sabes que ese borrón no es lo que realmente soy. Yo también voy a poner de mi parte, reconoceré mi estado y trataré de cambiar lo que sea necesario. Sé que soy muy emocional, pero también sé de qué pie cojeo. Sé que puedo cambiar mis modales mañana para evitar los errores de ayer. No creo ser capaz de hacerlo solo y seguro en el camino algo fallará, pero necesito saber que a pesar del tropiezo tú todavía estarás aquí. No para hacerte cargo, sino para ayudarme a levantar.

Después de tanto tiempo sigo inseguro de decirte todo esto, de generarte más dudas en el bar de tu rutina (no hay nada más peligroso y humano que la duda), pero necesito dejar todo fuera y ser honesto. Y esa honestidad también me dice que la esperanza está lejos de aquí.
Sé que todo puede mejorar cuando amanezca, pero no creo que mi noche termine tan pronto.
Mientras tanto sigo pensando en cómo mirar a través de tu sonrisa sin que mi mierda manche el azul de tus lágrimas. Soñar no resuelve nada,
pero es divertido fantasear.

Victor.

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