sábado, 23 de diciembre de 2017

Me he pasado todo el día tumbado en la cama mirando el techo. Pensando, pensando y pensando, dilación de mi vida absoluta. Tenía cosas que hacer, necesitaba ir de compras, pasar por el gimnasio, encontrar calcetines nuevos y alguna banalidad más que me hiciera feliz como esas tazas con dibujos de dinosaurio que venden en la tienda de los chinos. Tenía problemas que resolver, siempre tengo problemas que resolver, gente a la que visitar para que me cuenten lo mal que fueron sus días a lo largo de la semana (supongo que me llaman porque saben que conozco muy bien de días malos).
Necesitaba ver a gente que finge que le gusto o que finge que le agrada mi compañía.

Saber hasta dónde llegan las cosas es algo gracioso para mí, la futilidad me divierte, pero últimamente estoy de vacaciones de esta rutina. No quiero sentir molestia, necesito estar solo por un tiempo. Lo siento si parezco egoísta, pero a veces es necesario. Quiero tiempo para mí, un tiempo para perder tiempo a la velocidad que quiera, necesito relajarme y sentirme bien, leer algo nuevo, ver una película que ya haya visto pero me perdí de algún detalle, quiero escuchar canciones de antaño, como a los Panchos por ejemplo o a los Buena vista social club.

Sin contra esta vez. Necesito arreglarme los calcetines y tomar buenas tazas de café con dinosaurios mirándome. Dormir toda la noche. La tristeza impide sentir lo que soy de verdad, siempre me dejo de lado para traer a mi lado gente que nunca se dio cuenta de lo que hago.

Es como si tuviera tinta en el bolsillo,
pero escribiera mi vida raspando los dedos en una pared de piedra.

En fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario