sábado, 23 de diciembre de 2017

Mi piso está vacío al igual que mis planes. Mientras en la calle la gente está metida en sus mejores ropas celebrando la vida, vaciando botellas para llenar su propio vacío, yo estoy en casa mirando el techo leyendo un reportaje sobre ovnis. Esos rituales ya no me llaman la atención. Ando disfrutando de la soledad, es mas tranquilo, menos agotador. Dejé de buscar a personas que no quieren ser encontradas, borré números de teléfono, borré recuerdos y me agarré a la realidad. La soledad no es tan cabrona así. Tal vez algún día aparezca alguien para conversar por largas horas, sin música alta ni gritos. Entonces sí, la borrachera será producto del complot.

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