miércoles, 30 de enero de 2013

Lo que tú y yo no.

Mirar de lejos no es una opción y mucho menos cuando piensas que puedes hacer algo por este mundo que poco a poco se va directo y sin frenos a la mierda.
Me escupen al rostro cuando me miran por debajo de los hombros,
cuando me juzgan por mi condición, por mi raza o por mis escritos.
Yo sé que no soy un hombre perfecto,
que tengo mañanas con sabor a nada,
que me paso algunas noches sentado en el sofá escribiendo fantasías en un papel en blanco,
y aunque te joda,
también hablo de mis heridas,
del camino que me a tocado vivir,
de lo orgulloso que me siento de mis padres,
de la educación que me han dado,
de la confianza y las alas para poder volar sin prejuicios ni sogas.

Algo que quizá tú nunca entenderás.

Yo me he ganado lo que soy a pulso,
he sufrido y he llorado,
me he dado de cara con otras realidades,
he bailado la danza de la muerte con la pobreza,
que he visto la mirada de inocentes a las cuatro de la madrugada vendiendo caramelos a la salida de las discotecas.

Y lo repito: eso es algo que tú nunca entenderás.

Hay días que me hundiré,
que estaré en lo profundo del pozo,
que el sol se apagará de lágrimas,
que me aliaré con los insectos y esconderé mi nombre.
Pero debes saber que mañana será otro día,
que no hay posibilidad de bajar más,
que ahora sólo quedará subir y enfrentarme a los monstruos yo solo.
Que las horas,
las peores
también se pasan.

Y eso es algo que quizá tú
nunca entenderás.

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