domingo, 20 de enero de 2013

Latir efervescente

Tú tenías todo lo que yo quería y yo tenía todo lo que tú buscabas.
¿Por qué tardaste tanto?
Los miedos se nos treparon por las espaldas y fuimos esquivando las flechas que nos lanzaba un fantasma desde el pasillo.
Y me decías: Me tiemblan las piernas, y no te aguanto la mirada.,

y lloraste,
mucho.

Y yo me desarmaba porque no podía hacer nada.
Todos tenemos que luchar nuestras guerras internas solos,
pero hay veces que necesitamos de más armas.

Y me cantaste una canción ¿recuerdas?
y yo te leía tímidamente mis poemas.
Dormíamos separados por el peligro que la habitación ardiera de tanto desearnos.
Los dos primeros días los superamos,
pero dejamos cenizas en forma de sudor y frío en cada rincón que nos alejaba.

Y planeamos nuestro futuro,
tú repitiéndome que estaba loco,
y nos ahogábamos con las cervezas
y hablamos tanto, tanto…
hasta que un mensaje a las cuatro de la mañana dio el primer paso.

Y cada vez, nos acercamos más,
dibujando en un papel nuestro trabajo,
motivándome en cada susurro que me alejaba de las letras del Word,

porque te miraba a ti,
porque te sigo mirando.

Las compras en el supermercado eran un juego de niños para nosotros,
sólo con mirarnos sabíamos exactamente que quería el uno
y el otro.
Tanto nos entendíamos que la gente se desmaya a nuestro lado.
Nos abrazábamos,
nos dábamos la mano,

“Buen día bonita.
¿Por qué son buenos?
Porque estas a mi lado”

y nos besamos tanto y nos reímos tanto…
y dormir juntos era nuestro momento para dejar los miedos a un lado.

Y tú no querías irte y yo no quería que te fueras,
pero pasó
y no volviste,
y yo aquí,
otra vez en mi habitación,
escribiendo(te) en forma de recuerdo.

Te echo de menos ¿sabes?
pero si la vida quiere,
y nosotros también,
volveremos a encontrarnos.

Se feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario