lunes, 24 de septiembre de 2012

Barquito de papel


Desde que decidiste detener el tiempo para ordenar las
cosas que desordenaban tu cabeza

                                                      y entre ellas
                                                                          yo,
no me he vuelto a reconocer en los ojos de otra persona.

Tengo tu olor incrustado en el corazón que hace que
todos mis latidos lleven tu nombre

y salpico de rojo la pared donde he dibujado tus labios
sólo para besarlos

porque en nuestro intento desesperado de buscarnos el
amor nos olvidamos de hacerlo.

Todo me sabe a ti.

Y echarte de menos es salir de fiesta,
ver a toda la gente beber
y yo morirme de sed al pronunciar tu nombre.
Dibujarle a todas las personas del bar tu rostro mientras
bebo la nostalgia que me chorrea por la boca en un vaso
descartable que construí con  mis ilusiones.

Busco el abrigo y el abrazo en la noche,
deambulo como un fantasma adicto a las desganas,
como un yonki desesperado en busca de un buen chute
de heroína de tristezas
o como un boxeador que pelea contra el tiempo porque
sabe que en breve sonará la campana.

Y por las mañanas me vuelvo un loco recordándote y
me ato una soga al cuello hilado con mis propias
palabras.

Te preparo desayunos que no comerás,
sorpresas que nunca te daré,
y corto flores que se marchitan en el salón.

He construido un barquito de papel con todos los
poemas que te escribo para poder navegar en él por mar
y por tierra,

para escapar dejando atrás el pasado.
Y he estado pensado que quizá,
                                                 
                                                       quieras venir…

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