domingo, 2 de septiembre de 2012

canción de cuna

Las mañanas se tornan color sonrisa y canto canciones en la ducha mientras recuerdo cada paso que dimos en círculos sin movernos de la puerta.

Yo sólo te decía que para llevarnos bien tendrías que despertarme a besos o matarme a arañazos, ¿recuerdas?

Mientras que tú,
me apretabas la mano con fuerza y te asustaba la idea de escaparnos de esta ciudad de provincia,

y nos mirábamos,

y en cada suspiro soltábamos muestras de amor disfrazadas de groserías,

y nos reíamos,

Puedo descifrarte con la yema de los dedos y desnudarte con la brisa de una mirada,
te besaría en cada esquina y en cada farola,
te bebería todos los pensamientos y comería de a pocos los trozos de carne que me tiras en la cama 
como un lobo hambriento de ti.

Y de tanto andar en círculos,
un agujero en nuestros pies se formó,
y aprovechamos para guardar en él todo lo que nos juramos en ese minuto que se convirtió en horas,
porque eso consigues tú,
dominar el tiempo,
mí tiempo.

Y ahí,
escondiendo todos los secretos,
nos fuimos separando ante el tumulto de la gente y la voz de esa calle intranquila.

Y con un “hasta luego” tan formal,
girando la cabeza para marcar un nuevo camino,
volví a despertar otra vez,
con tu risa escapando de la ducha
y el agua mojándome los pies.

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