sábado, 22 de septiembre de 2012

Ella

Cuando era pequeño yo la observaba cocinar. 

Me repetía los ingredientes para que me los fuera memorizando y me explicaba detenidamente como tenia que picar el ajo y la cebolla para darle sabor al guiso.
Siempre me estuvo preparando para la partida. 
Porque,
aunque las madres no lo quieran,
los hijos terminan creciendo,
cogiendo las maletas y yéndose de casa.
Yo le prestaba atención mientras ella hacia malabares con las cucharas y los condimentos. 
Si,
a mí me gustaba observarla cocinar.
Me gustaba porque siempre que lo hacia cantaba,
y cuando se olvidaba la letra de alguna canción silbaba,
luego sonreía y me decía:
“es muy importante que cuando cocines cantes, la comida tendrá mejor sabor”.
Y cogía una cuchara
la introducía en la olla,
soplaba delicadamente para después probarla con la ternura que solo una madre puede tener.

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