miércoles, 30 de enero de 2013

Lo que tú y yo no.

Mirar de lejos no es una opción y mucho menos cuando piensas que puedes hacer algo por este mundo que poco a poco se va directo y sin frenos a la mierda.
Me escupen al rostro cuando me miran por debajo de los hombros,
cuando me juzgan por mi condición, por mi raza o por mis escritos.
Yo sé que no soy un hombre perfecto,
que tengo mañanas con sabor a nada,
que me paso algunas noches sentado en el sofá escribiendo fantasías en un papel en blanco,
y aunque te joda,
también hablo de mis heridas,
del camino que me a tocado vivir,
de lo orgulloso que me siento de mis padres,
de la educación que me han dado,
de la confianza y las alas para poder volar sin prejuicios ni sogas.

Algo que quizá tú nunca entenderás.

Yo me he ganado lo que soy a pulso,
he sufrido y he llorado,
me he dado de cara con otras realidades,
he bailado la danza de la muerte con la pobreza,
que he visto la mirada de inocentes a las cuatro de la madrugada vendiendo caramelos a la salida de las discotecas.

Y lo repito: eso es algo que tú nunca entenderás.

Hay días que me hundiré,
que estaré en lo profundo del pozo,
que el sol se apagará de lágrimas,
que me aliaré con los insectos y esconderé mi nombre.
Pero debes saber que mañana será otro día,
que no hay posibilidad de bajar más,
que ahora sólo quedará subir y enfrentarme a los monstruos yo solo.
Que las horas,
las peores
también se pasan.

Y eso es algo que quizá tú
nunca entenderás.

lunes, 28 de enero de 2013

Malasaña

Tengo ganas de vivir en malasaña,
andar descalzo en un piso de 30m cuadrados y sin calefacción,
pasarme todo el fin de semana en el Bukowski y empaparme de poesía y de poetas,
de los mejores.
Irme un domingo a la latina y comerme un kebab a las 6 de la mañana,
disfrutar de tus balcones, de tus putas, de tus dioses.
Ver peleas callejeras y chinos con cervezas a la salida de los bares,
emborracharme y tomar el metro para volver a casa en lugar de coger un taxi.
Que atocha me quede pequeño y muy grande los teatros,
que la nostalgia me embriague las ganas de volver...
que se me gasten los zapatos...
tengo ganas de vivir en malasaña
¿y tú?

sábado, 26 de enero de 2013

Tarde o temprano

Lo que se vive dentro y lo que se calla fuera,
ese no saber que hacer cuando todo es un mar de sensaciones.
A veces confundimos la costumbre con amor y el pasado con el presente.
Tenemos las manos desnudas siempre cuando hace frío,
los codos gastados de tanto pensar y soñar con ese oasis perdido

que yo  encontré en tus ojos.

Somos como una cueva en un día de lluvia,
calentándonos con los suspiros de cariños guardados,
contando todo en silencios
y aferrándonos a ese puto milagro que es estar vivos.

Mi casa es una carta gigante que me recuerda cada rincón donde nos besamos,
compartiendo cigarros y haciéndonos caricias bajo la manta,
descifrándonos en cada crucigrama que bajaba por tus mejillas.

Y yo pensando que no existía un lugar perfecto en el mundo hasta que te metiste debajo de mis sábanas...

¿cómo es posible que no estemos juntos?

Entre tanto perder y sentirme perdido había olvidado lo que era sentirse hechizado
y tú vienes con toda esa ingenuidad,
con toda esa magia y los trucos que hacían los magos cuando era niño,
con esa ternura que emanan tus pasos cuando estas actuando.

Tu nariz fría,
tus piernas enredándose con las mías,

"¿Me das la mano?"

Joder,
toma mis brazos,
mis ganas
y mi vida.

viernes, 25 de enero de 2013

Pan para hoy

"El truco está en asfixiar al príncipe hasta que se ponga azul"
                                               Anónimo

Pensar que toda mi probabilidad se esfumó en un tren sin posibilidad de un último adiós,
que todo lo que llenamos de color lo borramos con 12 paquetes de kleenex,
que los adjetivos con los que te decoraba los olvidaste en el bolso y no te los llevaste aquella mañana,
que me dejaste tirado, hundido y sin ganas.

Pensar que después de tanto abrazarnos tu silueta quedaría marcada en mi hombro,
y no importarían los te quieros que aún guardamos en los bolsillos,
que las canciones son una lista interminable de posiciones que no practicamos,
que los escritos los prefieres en alto y las guarradas al oído.

Pensar que aún te pienso como si no te hubieras ido,
que las mañanas son distantes y oscuras sin la luz de tus ojos,
que el frío me carcome la melancolía de cervezas sin verte,
que tengo como tesoros tu número, una carta y quererte.

Pensar que saltamos de un precipicio sin soga,
que las máquinas de comida te robaron el dinero y tu mejor sonrisa,
que el camino a casa no es lo mismo desde que decidiste marcharte,
Que no hago más que escribirte, aguantar y esperarte.

Y pensar,
que no hace falta
pensar tanto.

martes, 22 de enero de 2013

Divertifango

"Aún hay pelos tuyos en la cama,
Y entre sueños me he trepado a uno y he llegado a ti"

No soy mal tipo creo,
Tengo algunos defectos como todos,
pero seguramente tenga menos virtudes,
porque sino,
ya me dirás tú como se me puede olvidar tan rápido.

Me enamoro y mucho,
y llevo a los extremos mis sentimientos y luego caigo,
como un saco de plomo,
como esa mañana de despedida en la que me quedé tumbado en la cama,
"si hubiera sabido que no ibas a volver quizá no te hubiera dejado ir"
pero con tus escritos yo no puedo hacer nada,
a penas puedo asumir los míos.

Y eso ya es mucho.

He pasado por mil huracanes antes de llegar aquí,
y tuve que pasar un tiempo largo de soledad para poder estar bien conmigo mismo,

y por supuesto,
con los demás.

He visto mareas ardiendo en una noche de borrachera,
he tropezado más de dos veces con la misma piedra hasta que empecé a cogerle cariño.

Qué te puedo decir que no sepas ya de mis ojos.

Decir las cosas desde adentro,
ser sincero para poder dibujar lo de fuera,
ponerle flores a los inviernos
y encontrarte escondida entre las hojas de mis cuadernos.

Olvídame,
como me duele esa palabra
y más aun cuando sale de tú boca sabiendo que un momento antes decías que me echabas de menos.
No tengo claro que será de mí ni de ti,
ni de todo.

Ya no sé como llegar a la libertad y que la veas,
como la viste alguna vez entre mis brazos,
comprando en máquinas cariño,
paseando al perro y que todo sea idílico.

¿Un final?
¿un comienzo quizá?
No lo sé,

Yo seguiré por aquí,
dándole vueltas a mi vida,
contigo o sin ti,
trepándome a sueños que aun tengo vivos.

domingo, 20 de enero de 2013

Latir efervescente

Tú tenías todo lo que yo quería y yo tenía todo lo que tú buscabas.
¿Por qué tardaste tanto?
Los miedos se nos treparon por las espaldas y fuimos esquivando las flechas que nos lanzaba un fantasma desde el pasillo.
Y me decías: Me tiemblan las piernas, y no te aguanto la mirada.,

y lloraste,
mucho.

Y yo me desarmaba porque no podía hacer nada.
Todos tenemos que luchar nuestras guerras internas solos,
pero hay veces que necesitamos de más armas.

Y me cantaste una canción ¿recuerdas?
y yo te leía tímidamente mis poemas.
Dormíamos separados por el peligro que la habitación ardiera de tanto desearnos.
Los dos primeros días los superamos,
pero dejamos cenizas en forma de sudor y frío en cada rincón que nos alejaba.

Y planeamos nuestro futuro,
tú repitiéndome que estaba loco,
y nos ahogábamos con las cervezas
y hablamos tanto, tanto…
hasta que un mensaje a las cuatro de la mañana dio el primer paso.

Y cada vez, nos acercamos más,
dibujando en un papel nuestro trabajo,
motivándome en cada susurro que me alejaba de las letras del Word,

porque te miraba a ti,
porque te sigo mirando.

Las compras en el supermercado eran un juego de niños para nosotros,
sólo con mirarnos sabíamos exactamente que quería el uno
y el otro.
Tanto nos entendíamos que la gente se desmaya a nuestro lado.
Nos abrazábamos,
nos dábamos la mano,

“Buen día bonita.
¿Por qué son buenos?
Porque estas a mi lado”

y nos besamos tanto y nos reímos tanto…
y dormir juntos era nuestro momento para dejar los miedos a un lado.

Y tú no querías irte y yo no quería que te fueras,
pero pasó
y no volviste,
y yo aquí,
otra vez en mi habitación,
escribiendo(te) en forma de recuerdo.

Te echo de menos ¿sabes?
pero si la vida quiere,
y nosotros también,
volveremos a encontrarnos.

Se feliz.

sábado, 19 de enero de 2013

...

Está lloviendo más y peor, supongo que es porque no estas aquí. No tienes ni idea de los bajo ceros que han crecido en la cama. No te vuelvas a ir sin despeinarme ¿vale? Disculpa la distancia.

Victor.

martes, 15 de enero de 2013

5 y 12

Entre el fango de mi vida
aparece un rayo de luz
para tentarme como un dulce
ante lo amargo de un día pésimo.

No reconozco mis impulsos
y me sorprendo abrazando
los versos que te cuelgan
de los labios.

Y mis ojos y mis manos
sonriendo para no dañar
el miedo que me he creado
desde que estás aquí...

domingo, 6 de enero de 2013

Ciclotimia

El neutro de tus ojos es un nido de cuervos que juegan a picarme las palabras entre versos y labios de un mismo tono,
lengua afuera como gusanos,
y tu piel turquesa entre el sueño y el asfalto de una calle paralela a tus abrazos.
Crecen avispas como ideas que revolotean entre tus cabellos ondulados colina abajo,
ahí donde se pierden mis deseos,
cosquillas en el dedo derecho del verbo "correr"
pero siempre entre tus piernas.

Un bus que se aleja tras la ventana de un palacio fumigado de silencios,
cantos sin sentido sobre los latidos de un sueño envuelto en primaveras,
un rollito de carne, sudor y cuentos que muerdes mientras te lloro mis olvidos
y mis penas.
Déjame el carmín de tus labios tatuados en la ingle
y grita,
grita como siempre,
grita como nunca
grita hasta quedar afónica
y vuelve aquí abajo.

Perdido, cabizbajo, tasiturno, timorato.

La fe de errata de tus manos tocando el asustado deseo oculto en lo profundo de mi estomago,
la barra espaciadora de tu mirada buscando mi bragueta,
los diamantes masoquistas de adioses corriendo como sangre por las venas,

deja que fluya,
no pienses tanto,
quítate la ropa,
los zapatos,
la cabeza.

Bienvenida al extraño mundo de las palabras,
sin imágenes ni márgenes de beneficio,
un juego de dados sobre el tablero de un quinto piso lleno de animales salvajes arañando la presa.
"Quién te ha visto y quién te ve" me pregunto,
mientras me quito el disfraz de super héroe derrotado por tus braguitas en el suelo.

Solo me queda la soledad de la saliva como un chicle gastado en la boca.