jueves, 26 de diciembre de 2013

Una mente sin recuerdos (La teoría de volar)

¿Cuántas veces nos cuestionamos la vida? Mis pensamientos flotan en una montaña de deseos que me paralizan y me asustan. Tengo miedo a despertar y ver que todos los instantes de mi vida dejan de ser eternos. Quiero sentir que podemos escoger un final diferente, quiero darme cuenta que la luz de mañana será otra y que la de hoy la sentiré como si fuera nueva.

Acto I

Él: Vamos despierta, sólo tienes que abrir los ojos.
Yo: ¿Es necesario?
Él: Claro, sino ¿cómo nos enteramos que estamos muertos?
Yo: Tengo una idea, pellízcame.
Él: ¿Qué?
Yo: Sí, dicen que cuando algo te duele mucho en sueños despiertas.
Él: Lo haría, pero no tengo dedos.
Yo: ¿Y orejas? ¿Tienes orejas?
Él: ¿Es eso que te sobresale de la cabeza?
Yo: No, eso es la imaginación.
Él: Entonces no, no tengo orejas. Pero tengo imaginación.
Yo: ¿Y qué imaginas ahora?
Él: Que tengo orejas.

Acto II

Yo: ¿Tú también puedes oler eso? Es el olor del miedo. Me encantaría poder verlo.
Él: Abre los ojos.
Yo: No puedo y creo que tampoco quiero.
Él: ¿Por qué?
Yo: Porque es la primera vez que estoy tan cerca de mí. Tengo frío…
Él: Piensa que estás en una bañera llena de cubos de hielo.
Yo: Eso me dará más frío.
Él: Sí, pero cuando salgas de la bañera y sientas que el fresco de fuera es más cálido, el frío desaparecerá.

Acto III

Yo: Eso lo he oído antes.
Él: ¿Recuerdas cuando éramos niños y solías empujarme con la cabeza para que me mueva más rápido?
Yo: Recuerdo tu nariz y tus dedos.
Él: ¡No tengo dedos!
Yo: Yo tengo sed… El sonido se hace cada vez más irritable.
Él: Grita, grita tan fuerte como puedas.
Yo: No, no... Me gusta que el sonido me presione la garganta.
Él: ¿Por qué?
Yo: Porque así, quizá, pueda despertar.
Él: ¿Mientras duermes gritas? ¿Gritas fuerte cuando duermes? 
Yo: No, grito fuerte cuando estoy despierto.

Acto IV

Él: Llego la hora compañero, el temblor de mi cuerpo anuncia el momento.
Yo: Tengo miedo.
Él: Tranquilo, piensa que servirás para que otros puedan vivir.
Yo: ¿Y quién me ayuda a mí?
Él: El sonido del cuchillo afilándose.
Yo: Morcilla… a mi primo le hicieron morcilla ¿te lo puedes creer? Cogieron arroz y le rellenaron las tripas.
Él: Tal vez tú tengas un futuro diferente.
Yo: ¿Ya está? ¿Estoy muerto ahora? No tengo recuerdos.
Él: No lo sé, abre los ojos.

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