sábado, 7 de diciembre de 2013

Lleguemos a un acuerdo.

Puede que no sea el hombre que imaginabas
ni el que esperabas cuando de niña jugabas a dibujar al amor de tu vida en una hoja de papel.
Puede que sea un completo desastre
y que no pueda memorizar las fechas importantes al menos para ti,
que me despiste con las nubes,
que me quede mirando toda una noche la luna o soñando con dibujarle bigotes al sol,
que juegue a no pisar las líneas del asfalto
o haga equilibrios con las maletas siempre listas para viajar.
Y puede que no llegue al metro ochenta,
ni tenga unos músculos definidos como los modelos de la televisión y me peine con gomina o use camisetas ajustadas.
Puede que no tenga los dientes perfectamente alineados,
ni la espalda ancha,
ni lleve un 46 en los zapatos que por lo general tengo sólo un par.
Puede que me guste andar descalzo por los parques,
que no sepa comer sin mancharme,
que haga pájaros con las servilletas de las mesas
o que salga a la calle con la intención de tomarme una cerveza y regrese a las cinco de la mañana con unos cuantos cubatas de más.
Y quizá puede que nunca llegue a mileurista,
ni que hipoteque mi vida por un piso con chimenea,
que no pueda permitirme vacaciones en países extranjeros sólo fines de semana con el perro y la tienda de campaña en algún agujero alejado de la ciudad.
Puede que no sea una estrella del fútbol,
ni un músico reconocido con giras pactadas
o escriba un best seller que sea el boom en las librerías.
Puede que nunca monte una bicicleta con el fin de ganar el tour de Francia
o muerda una ensaladera para las fotos de la prensa,
quizá incluso sea el único que colecciona derrotas como triunfos
y que no sepa hablar de amor sin vulgaridad.

Y es que quizá no sepa querer de otra manera que no sea esta.

Y a pesar de todo lo que no soy,
soy totalmente capaz de reconocer tu sonrisa entre todos los labios del planeta,
podría dibujar de memoria tus lunares con los dedos en el aire,
sé como se desordena tu pelo dependiendo de que lado duermas en la cama
o como te gusta que te acaricien los brazos cuando paso los míos por tus hombros.
Sería capaz de plasmar en el cielo las motas de polvo que dejas en cada movimiento,
incluirte en una metáfora cuando se me da por hacer pactos con la vida,
podría localizar cada cicatriz en tu piel con los ojos cerrados
y prepararte el café como te gusta por las mañanas,
con dos de azúcar
y un beso de buenos.
Me sé todas tus adicciones
y los pequeños saltos que das cuando te dan una buena noticia,
o las veces que te despiertas con la lujuria entre las piernas
y es que podría bajarte las bragas con decirte tres palabras y dándote dos caricias.
Y sé como te cambia el tono de la voz cuando te tomas una copa de vino,
las veces que no puedes aguantar el llanto de la emoción,
la estructura de cada una de tus costillas,
medir en serotonina la fuerza de tus besos,
los acordes de la guitarra que te roban suspiros,
los dieciocho puntos de tu cuerpo que hacen que te rías
o sentir el frío de tus pies a pesar de que no duermas conmigo.

Y es que puede que no sea lo que imaginabas,
pero soy el hombre que puede hacerte sentir todo lo que esperas.

Tú decides.

1 comentario:

  1. He llegado hasta esta (y no sigo porque mañana madrugo y si no no duermo) y me han enamorado cada una de tus palabras. Aquí tienes una nueva fan, desde Pamplona.
    Espero que sigas así mucho tiempo :)

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