miércoles, 21 de agosto de 2013

Parte del problema... de ser tú.

Sé que todavía no soy lo que realmente quiero ser cuando estoy contigo.
Quiero decir,
ser yo sin máscaras que oculten mis días malos, buenos o mis ojeras en las peores resacas.
Porque las veces que hablamos jugamos a ser dos completos desconocidos que muestran con miedo sus defectos,
y sueltan alguna broma tonta para quitarle importancia a lo que realmente les mueve por dentro: los errores o experiencia (son sinónimos) de los años.
Eso sí, con la alegría de saber que cada paso es un signo de seguridad antes los ojos del otro que te mira
y no te juzga.

Una vez te dije: "cuando hablo contigo sólo tengo ganas de escribir"
y es que a veces sólo se expresarme con letras en una hoja de papel,
te mando señales incapaz de enredar palabra y en ese momento el corazón me cabe en una mano
y es tocarte, tocarme o escribir.
Y ya ves,
voy por el quinto poema

de ti.

Sudar por cada poro las veces que hablamos,
sonreír cuando entro al facebook y hay un número en la carpeta de mensajes,
abrirlo como un niño desenvolviendo un regalo el día de reyes
y leer con impaciencia, una y otra vez, la parte que dice que te acordaste de mí.

Conjuegas el pasado en un presente perfecto.

Cada día estoy más convencido que quiero conocerte a ti y todo lo que conllevas,
las veces que te peinas,
como le sonríes a los desconocidos,
si juegas a no pisar las líneas del asfalto,
como bebes las cervezas y cuantas veces te obliga ir al baño,
si prefieres una infusión o un café después de cenar,
como te da el sol cuando entra por cualquier ventana,
si cambian tus ojos de color con la luz de la mañana, la tarde o la noche,
las veces que hay que decirte 'te quiero' para que realmente lo creas,
si cantas en la ducha o en los bares,
a que saben tus lágrimas después de una pelea,
si te dan miedo las tormentas,
la intensidad de tus abrazos,
que tan fuerte aprietas con las piernas...

Vamos,
dejarle sin versos a Joaquín.
Eso quiero.

¿Me dejas?

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