Créeme que lo intento y en cada paso que doy procuro seguir
tus huellas,
pero me distraigo,
y es que en los bares últimamente se les ha dado por poner a
Eddie Vedder en una copa y a Glen Hansard en forma hielo y cuando quiero darme cuenta
voy por el quinto cubata y el décimo cigarro.
No puedo seguir un ritmo,
tengo dos pies izquierdos en plena marcha y el movimiento de
hombros que tanto he practicado se convierte en convulsiones de vómitos apoyado
en una tasa de water.
Y hago deporte, créeme, aunque solo sea para combatir las
ganas de masturbarme todas las noches.
Si, lo sé, es lo que tiene la soledad.
Pero he aprendido a disfrutar de ella,
he mejorado mis notas de suicidio,
los dibujos en las servilletas de los bares,
los escritos del cuaderno azul.
Y tengo proyectos,
como luchar en una guerra intergaláctica y escribir una
nueva obra.
Por favor,
no me critiques,
He luchado mucho por seguir soñando,
sé que cada vez comparto menos mis sueños y el infinito lo
veo más lejos
pero todo es circunstancial, progresivamente paralelo y superficial
sin superficie.
Lo que me jode últimamente es la incapacidad que tengo de
prepararme una comida diferente de las cinco que tengo aprendidas,
un día de estos mi cuerpo se trasformara en un macarrón gigante
con brazos regordetes y piernas pequeñitas
y lo que te reirás.
Los paseos con el perro cada vez son más largos y disfruto
verle correr con esa inocencia que yo ya he consumido,
porque cada vez consumo las cosas más rápido,
pero vamos,
no es para tanto no crees?
Si te hablo de colores sólo ves el negro,
si te cuento metáforas sólo ves ideas claras,
y si duermo me ves despierto,
entonces
¿por qué te explico tantas cosas?
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