Qué sería de la vida sin los sueños,
qué sería de nosotros
sin la montaña rusa de emociones,
cómo podríamos aprender a volar sin los
tropezones de pequeño,
la vida es dura y nosotros unos malos conductores con
tendencias a estrellarnos en una pared de cemento,
no sabemos valorar lo que
tenemos excepto cuando vemos que lo estamos perdiendo.
¡Sí, la felicidad es
eso!
Aprender a disfrutar del camino,
con nuestras tantas y tontas ideas.
porque sabemos reír,
sabemos jugar,
sabemos amar.
Por qué nos condenamos a
cadena perpetua a nuestra nostalgia,
a nuestro pasado.
Hay que saber mirar
hacia delante,
colocarnos bien el cinturón de seguridad
y pisar el acelerador
fondo.
Hoy voy a dejar que me quieran.
Hoy,
voy a dejar que me quieran...
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