miércoles, 4 de marzo de 2020

Mes 6 antes de la paternidad.

Tengo dudas de dónde dormirá el nene, si con nosotros o en una habitación separada. Si Amelia puede dormir con él siendo tan pequeñito, cómo sabré cuándo cambiarle el pañal, si se puede sentar al primer mes o cuándo empieza a comer. A veces creo que todo es fácil, luego se me hace un mundo... Y una de las grandes dudas que ronda mi cabeza últimamente es si lo enviaré al colegio o me decanto por la educación en casa y meterlo en mil talleres artísticos hasta que descubra lo que lo llene de felicidad. Lo que sí tengo claro es que nada de bautizos, ni religiones, ni tonterías hasta que él mismo decida en qué creer o qué pensar. Primero que se informe y luego que decida.
Por otro lado hemos ido a la primera clase de preparación pre-natal, que parece más una clase de teatro/yoga cutre, bueno es la primera clase no puedo dar un juicio de valor aún, de todas maneras soltaban información importante. El aula curiosa, padres desorientados y madres con cara de "por favor que nazca ya", menos mal que mi compañera es sonriente y divertida, la más hermosa en esa jodida sala, vamos.
Últimamente ando también de mal humor por todo, tengo temporadas, no soporto a la gente, no me soporto a mí mismo y tengo ganas de volar a todos los taxis y colectivos que ocasionan un tráfico terrible, o de subir en un avión con dirección al triángulo de las Bermudas a los chamulleros, a los trabajadores que no trabajan, a los impuntuales, a todos mis vecinos (a estos incluso sin chaleco salvavidas)... En fin, no quiero amargarlos. 
Sólo quiero que nazca Luciano ya para pedirle perdón, perdón por traerlo a este mundo lleno de caos y tristeza, y para darle las gracias por darme motivos de cambiar está cara de ogro que me caracteriza.

Bueno, eso.

PD: Una foto de mis dos bellezas para calmar tanto enfado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario