jueves, 15 de marzo de 2018

Reconstrucción.

Cuando ella se fue
llegué a pensar que eso
del amor no era para mí.
Al comienzo fue difícil
y con el tiempo… en fin.
Con el tiempo me fui adaptando,
supongo,
intentando recuperar el amor
que perdí en el acto patético
de buscarle las cosquillas.
Ya no entraba en su perfil,
no recordaba su olor
después de la ducha,
borré todo rastro
de su risa de mi memoria.
El verano pasaba de largo
y las faldas coqueteaban
con mis ojos saltones.
Comencé a cuidar de mí.
Empezando por el pecho,
el lado izquierdo sobretodo.
Bares por aquí,
borracheras por allá.
Toqué otras pieles,
besé otros labios,
lamí otras piernas.
Algunas veces,
su nombre se asomaba
por la punta de mi lengua,
pero el alcohol se encargaba
de llevarla al fondo del retrete.
Todo estaba bien.
Al principio fue difícil,
lo confieso.
Y aquel que haya pasado
por lo mismo
sabe muy bien
de lo que estoy hablando.
Ahora ando tranquilo,
tengo unos cuantos libros nuevos
en la mesilla de noche,
más tiempo libre en los bolsillos
para hacer lo que me dé la gana,
y un corazón que sonríe en cada beso
cuando las ganas me presionan
la barriga.
Alguien cuida de mí,
amor propio se llama.

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