lunes, 17 de marzo de 2014

El recurso de los soñadores (La teoría de volar)



   Etimología: Un bote sin cubierta, de escasa eslora, fondo plano, reducida obra muerta, construcción no demasiado robusta, por lo general de madera, muy poco seguras para navegar por aguas agitadas, que tiene diversos usos: separar a la familia, cortar en trozos el alma y navegar a las garras  de perros asesinos.



Acto I

Yo: ¿Escuchas eso? Es el hablar del silencio. El
   gritar de miles de personas hundidas en su
   soledad, con miedo de mirar hacia arriba.
Ella: ¿A dónde vamos?
Yo: No sé, tú tienes el mapa.
Ella: Sí, pero lo tengo dentro del estómago.
Yo: Entonces ya sabes lo que tienes que hacer.
Ella: ¿Aquí? No pretenderás que…
Yo: Sí, lo tienes que hacer.
Ella: Está bien, (calienta el cuerpo) prepárate, ¡ahí va!
Yo: ¡Para! No me refería a eso, quería decir que lo
   volvieras a inventar.
Ella: Pero si siempre hacemos eso, inventarnos el
   viaje.
Yo: Ya lo sé, pero si lo veo en papel me siento más
   seguro.
Ella: Yo me siento más segura si lo veo en
   televisión o en esas pantallas gigantes que nunca
   vi.

Acto II
Yo: Me… me… ¡ahogo!
Ella: ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
Yo: Auxilio me hundo.
Ella: ¡Hey! ¿Qué te pasa? me estás preocupando.
Yo: El mar… el mar de mi estúpida imaginación
   me sumerge. Me atrapa.
Ella: ¡Eres un idiota!
Yo: Espera. Cuando se me estaba acabando el
   oxígeno, en la que tu ideología de esa vida irreal
   ayudaba efusivamente a mi alma a morir, he
   iluminado una idea.
Ella: ¿Qué has pensado? ¿La cura del sida? ¿La
   desolación de los elefantes? ¡Dime cuál!
Yo: ¿Tú sabías que los elefantes nunca olvidan?
Ella: Sí.
Yo: Pueden recordar un rostro aunque no lo vean
   en mucho tiempo.
Ella: ¿Y tú ya olvidaste?
Yo: ¿El qué?
Ella: ¡Tu idea!
Yo: Es verdad, contémonos cuentos con finales
   felices.
Ella: ¿Para qué?
Yo: Para seguir con la esperanza de que todo esto
   tendrá un final feliz.

Acto III

Yo: Quiero un algodón de azúcar.
Ella: ¿Para qué?
Yo: Para subirme en él y flotar, como flotan mis
   miradas en su mirar.
Ella: Te estás poniendo melancólico, ¿hablas de
   alguien en especial?
Yo: De nadie y de todos.
Ella: No sé en qué momento tuvimos que hacer
   esto.
Yo: Cuando cambió la fe, cuando se acabaron los
   sueños, cuando nos cortaron la vida…
Ella: La noche cae, el cielo llora y me grita.
Yo: Todo va a estar bien lo sé.
Ella: Me hace feliz estar contigo.

Acto IV

Yo: Veo todo nublado, no respiro bien. (Agitado)
Ella: No…
Yo: El bote no aguanta más.
Ella: Tengo mucho frío y mis labios lloran carne.
Yo: No me quiero ir, así no…  (Entre lágrimas)
Ella: Dame la mano y respira conmigo.
Yo: Una vida mejor…
Ella: Una vida digna…


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