martes, 3 de marzo de 2015

El cardenal en los ojos al cruzar la calle

"Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido..."

Puedes viajar.
En cualquier formato:
Susurro, palabra, caricia.
Puedes saltar de la mano con otro desde un edificio si lo deseas:
indiferencia, lejanía, silencio.
Ya nos hemos tenido en el bote
¿recuerdas?
pero para avanzar es necesario remar los dos.
No tienes ni idea (o tal vez sí, tengo tendencia a la equivocación) de las cosas maravillosas que te esperan.

"...yo porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más..."

No nos devolveremos simples objetos, sino recuerdos:
los viajes, el café de las mañanas, historias de cronopios y de famas.
Caminaremos en direcciones distintas,
tararearemos otras melodías en el asfalto,
nos reconoceremos en otros brazos,
jugaremos al amor como tantas veces lo habremos hecho.
Y volveremos a salir dañados (esta es otra tendencia, yo la denominaría suicida).

"Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo..."

Mi madre dice que tengo que comer más,
que estoy muy delgado.
Yo le digo que no es delgadez que es olvido.
Ella dice que entonces no me olvide de comer.
Ojalá esté aquí,
y que me diera esos abrazos que sólo una madre sabe dar,
que me vuelva a sentir pequeño
y que me grite desde la puerta:
Abrígate que es invierno y hace mucho frío.
Y no tenga que volver a confundir frío con amor.

"...porque yo podré amar a otras como te amaba a ti..."

La calle cada vez me parece más una selva
y yo un niño pijo que siempre viaja en taxi.
Tengo miedo,
de que se vuelva a cruzar tu ausencia por mi espalda,
de las faldas cortas en canciones de Joaquín,
de que un día, a saber dónde, nos de por escribirnos y tengamos que fingir felicidad.
Se me da muy mal fingir.
Entonces lloraré,
y te odiaré,
te odiaré tanto...
Porque no sé lo que voy a hacer.
Sin ti.

"...pero a ti no te amarán como te amaba yo".

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