domingo, 26 de noviembre de 2017

Hoy me ha vuelto a sonreír.
Nos hemos clavado la mirada dos calles antes de que pase por su lado, como preparando el terreno. Ella comía un helado sentada al borde se su día a día.
Tan tierna, tan suya.
Tiene la piel lisa y de color canela, los cabellos negros y los ojos grandes como una ventana con vistas a un paisaje del caribe. 
Mi rutina entera pasaba por delante, como si estuviera corriendo y sin frenos directo al precipicio que marca el final de la noche.
Era jodidamente feliz.
Sentí que había logrado algo, yo, que tengo tendencia a la derrota.
"La estás liando Victor" pienso mientras las cosquillas del estómago hacían su trabajo.
Cuando he pasado por su lado he sonreído también, y de sus labios brotó un "hola". Levanté la mano y seguí de largo con la tontería de un adolescente que ve porno por primera vez.
Tiene acento de mar,
y yo llevo mucho tiempo sin ir a la playa.
Llegué a casa con algo en el pecho, supongo que es la primavera.
¿Cuál es el siguiente paso?

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