martes, 24 de octubre de 2017

No ha dicho que me quiere

No ha dicho que me quiere,
pero cuando despierta me manda un mensaje de buenos días
con una carita sonriente y una taza de café en miniatura.
A mí se me pone la carita de tonto y le respondo con un
mensaje de voz diciendo: -serán buenos cuando te vea-.
-sexy- me responde,
-aunque parece que siempre estuvieras de resaca-
que acompaña con un mono tapándose los ojos.

No ha dicho que me quiere,
pero me manda memes que encuentra en las redes todos los días.
Dice que está creando una carpeta en el teléfono
con varios para poder enviarme siempre
y se me quite un poco lo de viejo amargado.

No ha dicho que me quiere,
pero cada vez que ve algo que le recuerda, o se parece a mí,
me llama asombrada como si se tratara de un caso paranormal.
Nos quedamos hablando de eso un buen rato,
riéndonos como dos adolescentes que se han escapado del colegio,
acaparando todo el tiempo que sea necesario.

No ha dicho que me quiere,
pero dice que cuando me ve sonreír le doy paz.
A mí su sonrisa me calienta como el sol en el verano
como una birra en cualquier bar que tenga vistas a su boca,
como una mañana de domingo donde amanecer es sólo entre sus piernas.

No ha dicho que me quiere,
pero no se molesta cuando le digo que no tengo ganas de salir
aunque a ella le estén picando los pies por bailar,
-está bien- dice, y se aparece en mi casa con una botella de vino,
el pelo alborotado y pantalón de chándal (no sabéis lo hermoso del paisaje)
-bailar, bailamos igual ¿no?
-Los ritmos que tu quieras corazón.

No ha dicho que me quiere,
pero recuerda la fecha exacta de nuestro primer beso
y de nuestra primera pelea
cuando yo no recuerdo ni la fecha de mi cumpleaños.
Y eso me encanta, dice que mantiene el equilibrio,
que es la parte “cabeza” de los dos.
Luego me abraza y nos vamos a celebrar,
cómo no.

No ha dicho que me quiere,
pero está escrito en cada marca que deja en mi espalda
y en los besos que coloca muy despacio sobre mi cuello,
como una firma, como un tatuaje que no duele, que te gusta.
A mí me encanta cuando tiene la lujuria entre los labios
y dice -venga poeta, encuéntrale otro uso a esa boca-.

No ha dicho que me quiere
y no pasa nada.
No tiene que decirlo,

hay palabras que las dices en un abrazo.

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