sábado, 22 de agosto de 2015

Fiestas de(s)gracia

La vida sin ti es un poema en un teatro vacío.

[Sharif]

Ayer, después de los cubatas servidos en vaso de plástico, los cigarros montados a desgana en calles decoradas con trajín, incluso después de las farolas, de los rollos de cinco de la mañana, de los baños improvisados en basureros y de las señoras con bata que salen desde el balcón buscando a su romeo (esta parte quizá no es así, pero, bueno, es mi escrito); tu recuerdo ha vuelto a aparecer.
Sí, ha vuelto a aparecer en mitad de los versos pobres de borrachera. Camuflado, vestido de noche, confundiendo las voces de la gente con tu risa y a confundir mi risa nerviosa al creer que se aproxima a tu voz. Como si todas las historias que se oyen entre susurros se resumieran en una sola palabra: tú.

Decidí, entonces, irme de allí.

Caminando de regreso a casa a las tantas de la mañana, haciendo eses con las casualidades y jugando al gato y al ratón con las paredes, he tragado como un fakir mi valentía por miedo a cruzarme contigo en mitad de mi fiesta personal. Y es que le sigo recriminando a la vida por jugar conmigo como un muñeco de trapo. Tentándome a recordar los cariños bajo mantas empapadas de sudores.
De todos tus líquidos.

Como decía,
cuando estaba volviendo a casa he tenido la idea -o tentación- de escribirte. Siempre que estoy volviendo a casa después de los bares pienso en escribirte. Para ser sincero en casi todos los momentos del día quiero hacerlo, pero luego tengo una lucha con el debo y el puedo... Y no, eso sí que no.
Llegué a casa sin hacer lo uno ni lo otro. Quiero decir: que no llegué (parte de mí se quedó en la calle esperando cruzarse contigo) y ni te escribí.
Al final me quedé dormido dándole vueltas a la vida, entre los suspiros de mis ojos tristes sonriendo al recordarte.
Desperté con una terrible sensación de soledad, con angustia en el pecho y con tristeza en el corazón.

...y yo pensando que la resaca duraba un día...

Sólo le ruego a Dios, o a lo que mierda sea que exista, que esto termine y volver a ser el de antes, dejar de ver fantasmas en todas las esquinas donde nos abrazamos, de contarte a la distancia los días que voy tachando en el calendario, y explicarte el porqué lo hago. Pero sé que no vendrás, que lo dejamos muy claro.

Esperando,
que el invierno desgaste todos los te quieros, que los sueños sean sólo eso: sueños.
Y que pase lo que pase: el amor, los pájaros emigrando por el cambio climático o que se hundan los barcos de una nación por ti; despertemos diciendo "Buf, vaya viaje"

Que toda nuestra puta vida sea un viaje, Joder.
Contigo o en mí.

Pero todo se me hace tan complicado...

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