viernes, 19 de diciembre de 2014

A Anna le gusta reír. 
Ríe todo el tiempo y por cualquier cosa: de nervios, cuando está cansada, después del café de la tarde, mientras come, cuando lee, cuando se le da por el deporte, cuando viaja en bicicleta, cuando tiene frío, en los supermercados, antes de meterse en lacama y doy fe que incluso ríe mientras duerme. Se ríe también de ella misma, de su ropa, de sus miles de peinados, de las veces que se mira en el espejo, cuando tropieza con los bordillos, cuando se distrae, cuando mira el cielo y sueña con las nubes. También se ríe de mí, de mi barba, de mis ataques de mayor, de mis manías, de la forma en que camino, cuando me pongo cursi, cuando la adorno con palabras...

Ella ahora está en su casa, 
haciendo sus cosas
o creándole a la vida adjetivos.

Todo aquí está en silencio.
Nadie ríe.
Nunca he sentido tanto miedo.

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