jueves, 28 de junio de 2012

retrospectiva

                                                                                       “Escribir es un ejercicio de soledad”

Entre cuadros de estrellas pegados como imanes 
en una pared desgastada por la humedad de sueños que no se han cumplido,
y entre ropa sucia como volcanes de una soledad típica de un adolescente que aún vive con sus padres,
se retuercen mis escritos entre idas y vueltas de aviones de papel desgastados por el tiempo.

Ya he perdido la cuenta de las veces que me he imaginado una situación distinta a la que ahora vivo,
son innumerables las veces que me he imaginado formando una familia,
con una casa gigante,
con un jardín totalmente verde
y con un árbol de manzanas donde sentarme a pensar y escribir,
como newton.
Del perro no me olvido pero esa es una realidad que ya conocemos.

Tengo secuelas de una infancia atormentada por madrugadas  de no dormir,
los golpes en la ventana,
los gritos tras la pared,
un silencio,
un escalofrío.

No se si hice algo mal.

Navegue entre faldas buscando un calor que me cubra las distancias de mi corazón y mi razón.
Pero siempre con la misma puñetera pregunta:
¿Qué coño pasa?

Y de pronto sin consultar,
cogía mis orgullos y mis tristezas,
me los metía en el bolsillo derecho de mi pantalón azul
y corría como los que tienen la conciencia sucia de haber visto pornografía de lamentos toda la noche.

De momento trato de vivir mi vida y no comprenderla.
Paso de comidas de olla por la noche.

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