miércoles, 19 de junio de 2019

Mes 1 antes de la paternidad

Todo está desordenado y con las prisas que llevo porque me esperan abajo de casa para partir a Ilo a un festival de teatro,  no me da tiempo de ordenar, así que dejo la casa hecha un caos.
Acabo de dejarla en el trabajo, me ha dado un beso tierno en los labios y está algo llorosa porque anda algo sensible. Yo, por mí parte, la abrazo fuerte y digo que regreso en unos días, pero que estaré pendiente por si necesita algo de mí. No sé, una palabra de amor, un grito de guerra o una caricia en la palabra para antes de dormir.

El viaje sin mucha novedad, entre amigos se hace más llevadero aunque no deja de ser pesado. Llegamos, nos espera el organizador del festival que nos lleva a comer y menos mal, estábamos hambrientos. Charlamos, nos cuenta un poco cómo van las cosas por ahí y nos habla de las fiestas de la ciudad. Había dejado el teléfono en la mochila y no le presté mucha atención, hasta que lo fui a buscar para avisar que había llegado bien.
-Cariño, ya estoy en Ilo ¿todo bien por allá?- escribo.
-Sí- responde con la imagen de un pollito saliendo de un huevo. No entendía muy bien qué pasaba, hasta que me envió una imagen: POSITIVO.

Me quedé en silencio, sonriendo, esperando volver a mí. Sólo sabía que quería estar allá, con ella, abrazarla como si el mar nos tocara los talones antes de la ola, besarle la frente y las manos, volver a abrazarla. Quería realmente estar con ella, hasta correr por cualquier campo, como en una película cursi, como una obra de teatro amateur.

Lo buscábamos sin querer
y lo encontramos queriendo.

Terminó el viaje. Dimos la función y regresamos a la ciudad.
Al llegar fui a buscarla, obviamente, sudado y casi sin dormir.

Estaba jodidamente hermosa...

-¿Tienes síntomas?- pregunté, ella me abrazó. Agarré con ternura su barriga, seguía algo sensible así que con la delicadeza que tiene me acarició las manos.

Joder...

Al final,
después de tanto tirar dardos,
esta vez di en Diana.

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