domingo, 2 de julio de 2017

Ven aquí, a casa.
Cuéntame cómo fue tu día,
lo que soñaste anoche,
si conseguiste terminar de leer el libro de Cortázar,
hablemos de lo hermosa que está la luna hoy,
o no hablemos nada y mirémonos un largo rato.
Pongamos un colchón en el suelo,
veamos alguna película aburrida,
comamos las tonterías que escondo en la alacena,
critiquemos a la actriz como dos viejos gruñones
y riámonos tanto y de tantas formas
que parezca que ser feliz es así de fácil.
Déjame perderme en tus ojos,
hablar de lo hermoso que luce tu cabello desordenado,
robarte algunos besos cuando estés distraída,
pasar mis brazos por tus hombros,
acariciarte la espalda hasta que el sueño te declare la guerra.
Dormir, si quieres, uno encima del otro.

Ven aquí, a casa.
Y deja, que de los motivos para que te quedes
me encargo yo.

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