jueves, 16 de mayo de 2013

De mala gana.



De la tristeza sacaré una canción y un arma para apuntarte en el medio de los ojos cuando te la cante.

Debes de sonreír, las niñas buenas siempre sonríen a pesar de sus desgracias.

Tranquila que en el tambor no hay balas, sólo decepciones que te escupen promesas que no supiste cumplir y eso duele más ¿no?

Recoge con unas pinzas tu orgullo,

la dignidad por el suelo,

no tengas vergüenza de asumirlo a veces ganamos otras soñamos.

Estás acostumbrada a mover con una cuerda tus dedos y jugar a los payasos con las caricias, falsas.

Desde el balcón las oportunidades caminaron por la cuerda floja y no resistieron el viento de las peleas.

No hemos aprendido nada, no sabemos nombrar el daño ajeno.

Cojeamos del lado de la imaginación y nos ahogamos en un vaso de mentiras, y tú lo sabias.

Y no hiciste nada.

Decepción entre el grito y la nostalgia,

que de la planta  no queda ni las hojas.

Las manos al fuego y los pantalones abajo.

Ya he perdido el rumbo de este escrito, de tus piernas y de tus lágrimas.

Dejémonos de gilipolleces y compliquémonos el universo,

que en este mundo se acabaron los juglares,

los sótanos con velas,

los corazones secuestrados…

No dejes de sonreír,
que así,
la muerte se lleva mejor. 

(Sin ti)

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