jueves, 8 de septiembre de 2016

Final abierto

"¿Puedo ser el fumigador que esperas esta noche?"
Escribo en la servilleta del bar donde tomo el café.
Fantaseo con la idea de ponerte, sin que te des cuenta, la nota en el bolsillo derecho de tu chaqueta pequeña.
Y que cuando la descubras se te suban los tacones al rostro, que tiembles como si la primavera te furse a morder, que saques el teléfono y contestes que sí, que me llevas esperando desde el sábado y que llego tarde.
Que me metas prisa.
Que te humedezcas los labios deseando jugar.

Se me pone cara de pelotudo y sonrío como si el mejor de mis abriles se asomara entre tu minifalda.

Estoy sentado al lado de la ventana, la ciudad está fría y llueve como si el cielo pensara lo mismo que yo.
El viento es terrible...
Entra cada vez que abren la puerta y sin permiso alborota todo. Tú ya has echado raíz, así que me siento valiente incluso para soportar un huracán.
El que vuela en realidad soy yo.
Hace unos cuantos días que sigo pensando en la camisa del viernes y se me ponen los ojos de sábado.
Tu piel flotaba en la tela como una pluma perdida en el viento y mis ganas bailaban en cada paso de tu ombligo desnudo. Nunca amé tanto una prenda en los dos significados de la palabra.

Dibujo huellas en la servilleta, al lado de la palabra "puedo ser", como marcado un camino hacia el norte, como si caminado hacia el norte encontrara mi centro, como si el centro llevara tu nombre.

Salgo del bar y disfruto mojarme con la lluvia pensando que tus piernas abiertas están en el cielo.

No corro,
camino.

Suelto la servilleta dejando mi destino en manos del viento. Ojalá estés caminado por ahí y lleves puesta la chaqueta pequeña, que por esas cosas del destino tu bolsillo derecho esté descubierto, que mis letras te toquen el hombro y te entre un escalofrío y tú ya lo sepas.
Que tú ya me sepas.
Ojalá que estés abriendo grande la boca (joder... No sé porqué dije eso), que leas la nota y aprietes fuerte los puños, que no lo entiendas pero que sí lo sientas. Que pienses en el hoy cuando fuimos ayeres.
Que saques tu teléfono y escribas:

"Fumígame la casa y sobre la mesa.
Date prisa".

No hay comentarios:

Publicar un comentario